Un funcionario es la primera persona que se ha acogido a la eutanasia en Alcalá de Henares. “Pablo ha sido un hombre digno que ha tenido una muerte digna”, dicen sus compañeros. El 20 de junio se realizó en el hospital Príncipe de Asturias esa primera eutanasia.
Alcalá, 28 de junio.- Un funcionario municipal del Ayuntamiento de Alcalá de Henares, Pablo Monge Rodriguez, adscrito al servicio de limpieza del consistorio complutense y delegado sindical de la CGT, ha sido la primera personas que se ha acogido a la eutanasia en el hospital Príncipe de Asturias y falleció el 20 de junio tras conseguir su propósito al padecer una enfermedad terminal e irreversible que le estaba deteriorando. Tenía 59 años de edad. Sus compañeros de trabajo le recuerdan ahora con orgullo pero también con el lógico poso de tristeza que toda muerte produce por mucho que haya sido una muerte querida y luchada desde el punto de vista legal: “Pablo ha sido un hombre digno que ha tenido una muerte digna”, reconocen sus compañeros, que contando este proceso han querido hacer un homenaje in memoriam a un luchador.
La sección sindical de la CGT en el Ayuntamiento de Alcalá hizo público un comunicado en el que puso de manifiesto el orgullo y el cariño por Pablo Monge: “Este amigo y compañero vivió sus últimos días como lo había hecho toda su vida, luchando por aquello en lo que creía con absoluta entereza e integridad. No se rendía, no se vendió, no miró para otro lado cuando reconoció la injusticia, no miró para otro lado cuando alguien necesitó de su ayuda”.
El mazazo
Pablo recibió un gran mazazo cuando se le diagnosticó esa enfermedad terminal porque fundamentalmente era un hombre muy vital. Con todo y con ello sus compañeros explicaron que decidió luchar contra esa enfermedad “como en su vida había luchado contra lo que consideraba injusto”.
Fue en esos momentos en los que con determinación Pablo Monge inició la última de sus luchas por conquistar lo que con convicción consideraba su derecho. Y en este punto en el comunicado hecho público por la CGT sus compañeros recordaron el poema de Bertold Brecht:
Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.
Muerte digna
La lucha de Pablo por tener una muerte digna fue intensa, irrenunciable, con la misma convicción con la que como sindicalista y como ciudadano luchó. Fue un proceso tedioso, complicado, al que otros hubieran probablemente renunciado, pero no Pablo. La prestación de ayuda para morir en España se regula por la Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de regulación de la eutanasia. Esta ley prevé la creación de un Registro de profesionales sanitarios objetores de conciencia. El Decreto 225/2021, de 6 de octubre, del Consejo de Gobierno, tiene por objeto la creación y regulación del Registro de profesionales sanitarios objetores de conciencia a realizar la prestación de ayuda para morir, así como la Comisión de Garantía y Evaluación.
Según la ley, es fundamental que la persona que quiera iniciar un procedimiento de ayuda a morir comprenda la totalidad de la información, para que pueda prestar su conformidad libre, voluntaria, consciente y en pleno ejercicio uso de sus facultades.
Ahí aparecieron, según sus familiares, las enormes dificultades que tiene una persona con una enfermedad terminal para conseguir la asistencia médica o información sobre el proceso de la eutanasia. “Cuando Pablo fue a su médico de cabecera en el ambulatorio Nuestra Señora del Pilar, éste no supo informarle del proceso a seguir para solicitar la eutanasia, aun llevando la Ley 3 años aprobada y automáticamente le indicó que era objetor de conciencia y no podía ayudarle. No había ningún médico ni enfermero de ese ambulatorio que quisiera ayudarle en este proceso ni indicarle los pasos para que el pudiera iniciar la solicitud de prestación de ayuda para morir”.
Los familiares de Pablo Monge aclaran que “preguntamos en el ambulatorio Luis Vives y todos los sanitarios de ese centro también son objetores de conciencia.
Lo cual es muy lamentable, si lleva la Ley tres años aprobada como es posible
que nadie sepa absolutamente nada. Con lo cual te ves sumido en una
situación de desamparo total. La falta de protocolos, falta de formación y de
información a los profesionales sanitarios y que no pueden acudir a algún
profesional que sea un referente para puedan resolver sus dudas , hacen que
no quieran realizar la prestación de ayuda para morir y se declaran de manera
masiva objetores de conciencia. Resolviendo así de un plumazo el problema y
quitándoselo de encima. Dejando a la persona que esta sufriendo y pidiendo
que te ayuden a morir dignamente, totalmente desvalida ,desamparada y a la
Ley apartada como si no existiera”.
“Nos preguntamos si todos estos sanitarios que son objetores en Alcalá de
Henares. Están todos en el Registro de objetores. Porque por más que
preguntamos por algún facultativo que no fuera objetor, nadie nos supo decir.
¿Quiere decir esto que en Alcalá de Henares todos los médicos son objetores
de conciencia? Porque si así es debieran estar todos en el registro”.
Desde ese punto de vista, “el que una solicitud de eutanasia llegue a buen puerto se necesita muchísima suerte. Los obstáculos los hemos encontrado al inicio de la prestación. Afortunadamente para Pablo, nos designaron finalmente unas profesionales de un ambulatorio de Canillejas “Los Alpes”, dispuestas a ayudarnos, a quienes estamos muy agradecidos por facilitarle a Pablo una muerte digna”.
Ahí surge una cuestión que la familia de Pablo ha podido constatar, y lo que más preocupa es que otras personas han podido sufrirla sin encontrar el desenlace esperado por ellos: “Este proceso de encontrar un profesional que quiera ayudarte es tan largo que en muchas ocasiones la enfermedad llega antes a su fin que el que puedas iniciar la primera solicitud de ayuda para morir”.
Sin protocolos por ser pionero
El problema principal fue el carácter pionero de esa eutanasia. En el hospital Príncipe de Asturias no se había realizado hasta ahora y era necesario poner en marcha desde el punto de vista científico todo el proceso. Mientras tanto, Pablo fue poniendo en marcha su despedida de forma consciente, poniendo en orden todas las cuestiones emocionales y materiales que implica el despedirse de la vida y despedirse de sus seres queridos.
Finalmente el 20 de junio se practicó la eutanasia, la primera en Alcalá. Sus compañeros recuerdan y recordarán siempre que “el 20 de junio, el día más largo del año, se practicó en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares la primera eutanasia amparada en la Ley Orgánica actual que la regula, la 3/2021. Un acontecimiento pionero que ha tenido lugar gracias al empeño incansable de un hombre sencillo e inmenso que no renunció a morir con la misma dignidad con la que vivió y que dedicó los últimos días de su vida a abrir una brecha que otras personas seguirán ensanchando en el futuro. Quienes lo conocimos en la Sección Sindical de CGT advertimos, desde un principio, que tratábamos con una persona extraordinaria, sin dobleces, de fuertes convicciones y valores a los que no estaba dispuesto a renunciar, un ser humano hecho de una pieza. Un ser humano que ahora trasciende y vive en quienes tuvimos la inmensa suerte de caminar a su lado reclamando la dignidad y el respeto que todo el mundo merece en el trabajo y en la vida”.