Alcalá, 23 de febrero.- Hoy viernes se han celebro los 70 años de servicio a España de los paracaidistas del Ejército de Tierra, tan unidos a la ciudad complutense a pesar de que ya no tienen su base en la localidad que vio nacer a otro gran soldado, Miguel de Cervantes. Con un acto militar en la base Príncipe, en la localidad de Paracuellos, la Brigada Almogávares VI de Paracaidistas ha celebrado el septuagésimo aniversario del primer salto paracaidista del Ejercito de Tierra que es considerado al acto fundacional de la unidad militar más querida en Alcalá.
El acto ha contado con la presencia de destacadas autoridades civiles como la alcaldesa de Alcalá, Judith Piquet, el alcalde de Paracuellos de Jarama, Jesús Muñoz, la edil de Seguridad Ciudadana del consistorio alcalaíno, Orlena de Miguel, el portavoz del PSOE en Alcalá y diputado nacional, Javier Rodríguez Palacios, el juez decano de la ciudad complutense, Javier Reyes y el presidente de la Sociedad de Condueños, José Félix Huerta. Todos ellos han compartido con los paracaidista su día más grande.
El 23 de febrero de 1954 los componentes del primer Curso Paracaidista del Ejército de Tierra, pertenecientes a la recién creada I Bandera, al mando del comandante Tomás Pallás Sierra, realizan su primer salto en Alcantarilla (Murcia), comenzando así la andadura de nuestras Fuerzas Paracaidistas.
Creación de las fuerzas paracaidistas
En realidad la creación de las Fuerzas Paracaidistas del Ejército de Tierra español se remonta al 17 de octubre de 1953, siendo Ministro de la Guerra el general Muñoz Grandes. Se le encomienda la misión al comandante Tomás Pallás Sierra, que junto a ocho oficiales, doce suboficiales y ciento cuarenta y nueve de tropa formarán el primer curso de paracaidista, con lo que nace la I Bandera Paracaidista y recibe el nombre de “Roger de Flor”, en memoria del famoso caudillo almogávar al servicio de la Corona de Aragón durante el siglo XIII. Los almogávares fueron unas tropas de choque, espionaje y guerrilla presentes en todos los reinos cristianos de la península ibérica a lo largo de la Reconquista, con origen en el Reino de Aragón, formadas principalmente por infantería ligera y especialmente conocidos por el activo papel que desempeñaron en la conquista del Mediterráneo por la Corona de Aragón entre los siglos XIII y XIV.
El 23 de febrero de 1954 se realiza el primer salto en paracaídas del Ejército de Tierra, desde aviones Junkers y Savoia y utilizando paracaídas modelo T-6.
En el mes de enero de 1956 se crea la Agrupación de Banderas Paracaidistas, siendo designado como jefe de la misma el teniente coronel de infantería Ignacio Crespo del Castillo, y se inicia la organización de la II Bandera, que toma el nombre de “Roger de Lauria”.
Tras la independencia de Marruecos, fuerzas irregulares marroquíes iniciaron las hostilidades sobre el territorio español de Sidi Ifni. Los ataques comenzaron el 23 de noviembre de 1957, dando inicio a la Guerra de Ifni, que sirvió a las recién creadas fuerzas paracaidistas para realizar su bautismo de sangre.
Los paracaidistas de la II Bandera que formaban parte de la guarnición repelieron los ataques de las bandas armadas que querían ocupar la capital. Durante los combates, se produce el primer caído en acción de guerra de la unidad: el CLP (Caballero Legionario Paracaidista) José Torres Martínez. Mientras, se reciben noticias de la situación desesperada de la guarnición de Esbuia, una posición alejada que estaba siendo hostigada por los insurgentes. La 3ª sección de la 7º compañía parte a socorrerla al mando del teniente Antonio Ortiz de Zárate, quien pierde la vida heroicamente. En su honor, se le dio su nombre a la III Bandera Paracaidista cuando fue creada en 1960.
Como consecuencia de las operaciones, murieron cuatro oficiales y treinta tres CLP,s, y ochenta paracaidistas más resultaron heridos. Fueron concedidas tres medallas individuales, una Medalla Militar colectiva (a los 47 componentes de la Sección del Tte. Ortiz de Zárate), seis cruces de guerra y ochenta y dos cruces rojas.
La Brigada Pararacaidista ha tenido su base en Alcalá durante más de 59 años pero está permanentemente unida a la ciudad complutense porque aquí tiene su panteón de caídos, concretamente en el cementerio municipal de San Roque donde incluso está enterrado su fundador, el teniente general Pallás.