Alcalá, 30 de noviembre.- La Universidad de Alcalá ha inaugurado un nuevo elemento de señalización del Campus Científico Tecnológico, un luminoso instalado en el torreón de su acceso norte, con el objetivo de mejorar la señalética de entrada al campus en esa zona.
Esta nueva instalación se autoalimenta gracias a unas placas fotovoltaicas situadas en la cabecera del muro y se enciende y apaga gracias a una célula fotoeléctrica controlada de forma manual y por sistema bluetooth.
Ayer el rector, José Vicente Saz, inauguró oficialmente el luminoso. Y lo hizo precisamente en plena celebración del XXV aniversario de la declaración de Patrimonio de la Humanidad como un símbolo de la recuperación de un patrimonio histórico, si bien éste no es alcalaíno.
Es curioso que el torreón lleva instalado junto a la carretera de Alcalá a Meco desde hace 28 años y que en general ha pasado desapercibido. Es más, incluso ha llegado a ser vandalizado con alguna pintada. Fue en el año 1995 cuando se instaló en el lugar en el que se encuentra. Se trata de un antiguo depósito de agua para los trenes de vapor que se encontraba en la estación de Linares Baeza (Jaén) y es una auténtica joya arquitectónica puesto que fue construido a finales del siglo XIX.
Está construido con sillares de piedra de asperón, una arenisca de cemento silíceo o arcilloso a menudo de un color blanquecino, pero como curiosidad, la de este torreón tiene diversas tonalidades ocres que la hacen aún más espectacular.
Su muro es una excelente obra de ingeniería puesto que debido a la finalidad como depósito de agua, requería de una resistencia importante para no venirse abajo por la fuerza del agua. Por eso la anchura del muro es de casi metro y medio. Situado en la estación de la localidad jienense permitía que las locomotoras de vapor, movidas con carbón, cargarán su depósito de agua para que con el calor de la combustión del carbón, generaran el vapor que movía la locomotora.
Con motivo de unas obras en la estación de Linares, el torreón fue desmontado ya que evidente ya no cumplía la finalidad para la que fue concebido. Al menos quien lo desmontó tuvo la precaución de numerar los sillares por si alguna vez se decidía volver a montarlo.
Pero el tiempo iba pasando y el antiguo depósito permanecía junto a la estación como escombro hasta el punto de que hubo un momento en que se llegó a pensar en utilizar su material constructivo para la construcción de alguna carretera triturando los sillares de asperón.
Afortunadamente a la Universidad de Alcalá llegó la noticia de la existencia de este antiguo depósito y se ofreció el hacerse cargo del mismo si era de su interés. El coste para la institución académica fue el del transporte de esos sillares desmontados y numerados hasta la ciudad complutense, y el remontaje del depósito con lo que su instalación en la entrada norte del campus lo convertía en una magnífica puerta de entrada que hoy resplandece con el nombre de la Universidad de Alcalá y su escudo y con la luz que lo ilumina por las noches.