Defecan en las piscinas como acto vandálico. Cuando la gamberrada se puede convertir en un acto que pone en riesgo la salud pública.
Alcalá de Henares, 11 de julio de 2024.- El asunto es mucho más grave que lo que puede una simple anécdota. Los trabajadores municipales corroboraron lo que el grupo de concejales del PSOE ha manifestado en una nota de prensa. Días atrás en las piscinas de verano del Val se produjeron actos vandálicos por la noche, entre ellos defecar en las piscinas.
Unos hechos así son preocupantes por mucho cloro que se utilice para desinfectar las piscinas afectadas, que tienen cientos de usuarios diarios. Es algo que ha ocurrido también en otras piscinas comunitarias de Alcalá cuando por las noches hay individuos saltan las vallas para no sólo darse un baño. Se han dado casos de ‘botellones’ y de todo tipo de actos vandálicos.
¿Cómo proceder cuando alguien defeca y deja heces en una piscina para proteger la salud de los demás bañistas? Diversos factores son importantes para valorar la situación y tomar medidas adecuadas, especialmente en cuanto a la contaminación del agua con Cryptosporidium, parásito resistente a los tratamientos con cloro.
Ante la contaminación del agua de una piscina con heces, se debe decidir rápidamente cómo proceder para prevenir posibles infecciones en otros usuarios. Esto es particularmente importante en el caso de diarrea, que puede contener Cryptosporidium, uno de los parásitos transmitidos por el agua más comunes en los países desarrollados.
Esto significa que hay que estar preparados para afrontar este tipo de contingencia, ser conscientes de los posibles riesgos para la salud y tener a punto los procedimientos, equipos y productos químicos necesarios para resolver correctamente la situación.
Todas las piscinas deberían tener un procedimiento escrito, como parte de su plan de acción de emergencia, que indique qué acciones se deben tomar en caso de un incidente fecal, y el personal debería estar capacitado para poner en práctica estos procedimientos. Esto puede ocurrir como un acto vandálico pero puede ser también un hecho accidental.
Aunque todas las heces contienen microorganismos que pueden ser potencialmente dañinos para la salud, los profesionales del mantenimiento de piscinas distinguen que el riesgo real para los usuarios de la piscina depende principalmente de si las heces son sólidas o líquidas.
Las heces sólidas localizadas son relativamente fáciles de tratar, ya que es poco probable que la persona que las ha liberado al agua esté sufriendo una enfermedad gastrointestinal, y los microorganismos que contienen están relativamente contenidos. En este caso, las heces deben retirarse rápida y completamente de la piscina y eliminarlas por el inodoro, nunca por los desagües de la piscina. Todo el equipo que se ha utilizado en este proceso debe desinfectarse con una solución de hipoclorito al 1%.
A parte de despejar la piscina de bañistas durante el tiempo necesario, si la piscina está funcionando correctamente, con los valores apropiados de desinfectante residual y pH, no sería necesario realizar ninguna otra acción.
Pero, si la distribución de las heces sólidas en la piscina es generalizada y no se puede tener la certeza de poder eliminarlas completamente, la instalación debe cerrarse y seguir el mismo protocolo que para las heces líquidas o blandas, de tratamiento más complejo.
Los profesionales del mantenimiento de piscinas aseguran que la contaminación con heces líquidas o blandas implica un mayor riesgo de infección, ya que es más probable que sean portadoras de patógenos entéricos y que estos se propaguen a través del agua de la piscina. La mayoría de las bacterias y virus que causan diarrea, como E coli, Shigella o los norovirus, mueren en cuestión de minutos en el agua de una piscina correctamente desinfectada, pero si las heces contienen ooquistes del protozoo Cryptosporidium, resistente al cloro, los niveles normales de cloración del agua no serán efectivos para eliminarlos.
El Cryptosporidium es una causa importante de gastroenteritis relativamente grave, especialmente en piscinas, y son los niños los que suelen ser la fuente más probable de la infección y al mismo tiempo el colectivo más afectado por la misma, junto a las personas inmunodeprimidas. Dado que en la mayoría de los casos el operador de la piscina no puede saber si Cryptosporidium está involucrado en el episodio de contaminación, la opción más segura es asumir que sí y cerrar inmediatamente la piscina.
En principio, hay tres procedimientos que con el tiempo necesario eliminarán el Cryptosporidium del agua: la coagulación/filtración, los rayos ultravioleta y la supercloración.
En piscinas con una filtración de tasa media (hasta 25 m3/hora) el énfasis principal del tratamiento recaerá sobre la filtración, que si es eficaz debería eliminar alrededor del 99% de los ooquistes de Cryptosporidium en cada paso del agua de la piscina a través del filtro. La coagulación es fundamental en este proceso: debe ser continua, y el tiempo entre la inyección de coagulante y el momento en que el agua tratada llega al filtro debe ser lo suficientemente largo como para que ocurra la floculación: al menos 10 segundos a una velocidad de flujo no superior a 1,5 m / seg.
El tiempo que tarde toda el agua de la piscina en pasar por el filtro dependerá de dos factores. Primero, el sistema hidráulico de la piscina; es crucial lo bien mezclada que esté el agua, ya que los puntos muertos retrasarán el paso de toda el agua de la piscina a través de los filtros. El segundo factor es el período de rotación: el tiempo que tarda un volumen de agua, equivalente al volumen de agua de la piscina, en ir de la piscina a la sala de plantas y volver a la piscina. Pueden pasar hasta 24 horas para que toda el agua de la piscina pase a través de los filtros, según el período de rotación de 3 a 4 horas que es común en muchas piscinas.
También la desinfección secundaria (UV u ozono) y la supercloración puntual son relevantes, especialmente en las piscinas con un sistema de filtración menos potente.
Los filtros de alta velocidad (más de 25 y hasta 50 m3/hora) no filtran los ooquistes de Cryptosporidium , ni otros organismos o partículas, tan bien como los de tasa media. Los filtros de alta velocidad sin coagulación eliminan tan solo el 10% de los ooquistes de Cryptosporidium en cada pasada. E incluso con el proceso de coagulación, y tras conseguir quizás una eliminación del 50%, podría tardarse dos días para que el proceso fuera seguro. Por lo que en este tipo de piscinas se recomienda poner el enfásis principal en la supercloración del agua.
En piscinas sin filtración, por ejemplo una piscina infantil o de inmersión, si los operadores de la misma pueden vaciarla de forma segura, se recomienda cerrarla y vaciarla por completo, limpiarla y aplicar un tratamiento desinfectante antes de volver a ponerla en funcionamiento.