El programa de la actividad se inició con la clásica quedada un cuarto de hora antes de
las doce en la plaza de las Bernardas, situada en Alcalá de Henares a las puertas del
Museo Arqueológico Regional que albergaba esta exposición. A las doce horas dio
comienzo la visita guiada del primer grupo contando con el grupo completo por más de
veinte personas pertenecientes a la Asociación. Dada la exitosa respuesta por parte de
los asociados se tuvo que hacer un segundo grupo que entro al museo a las trece horas.
Nuestros asociados pudieron disfrutar de la apasionante historia del descubrimiento de
los dinosaurios, especialmente de los paleontólogos que comenzaron a investigarlos y
darles nombre. Un recorrido desde la Inglaterra victoriana hasta nuestros días, pasando
por el oeste americano, el desierto de Gobi, Tanzania o Patagonia. Una espectacular
selección de fósiles que permite contemplar y caminar entre estos animales maravillosos
y, además, entender cómo los avances en el conocimiento científico de los dinosaurios
se ha ido reflejando en su imagen pública, presente desde su hallazgo en la cultura
popular por la fascinación que provocan.
El gran protagonista de la exposición es Concavenator corcovatus (“el cazador jorobado
de Cuenca”), un dinosaurio terópodo de unos 6 metros de longitud que vivió hace unos
130 millones de años en el Cretácico Inferior en la actual provincia de Cuenca, y del
que se puede contemplar en la exposición el fósil y una recreación en vida. Es el fósil
más grande descubierto en el yacimiento de Las Hoyas, y el más completo y mejor
preservado de los terópodos de tamaño medio-grande encontrado en Europa. El
espécimen está casi completo y articulado, y su estado de conservación es tan
excepcional que preserva incluso impresiones de escamas y de tejidos blandos.
El Museo Arqueológico y Paleontológico alberga desde el 25 de abril hasta al 12 de
enero del 2025 la exposición comisariada en tándem por D. José Luis Sanz, Catedrático
de Paleontología de la Universidad Autónoma de Madrid, y D. Francisco Ortega,
Profesor Titular de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.
La visita a la exposición comenzó con la sección “DINOSAURIOS DE LEYENDA”
en la que se repasan las primeras interpretaciones que se dieron a los hallazgos de
huesos de dinosaurios. En 1667 el naturalista Robert Plot publicó por primera vez un
fragmento de hueso de dinosaurio, que fue interpretado como perteneciente a uno de los
elefantes que los romanos llevaron a las Islas Británicas o, posteriormente, como un
gigante bíblico.
En la siguiente sección denominada “CUANDO LA PALEONTOLOGÍA
ENCONTRÓ A LOS DINOSAURIOS” se detallan los primeros estudios científicos
sobre dinosaurios: William Buckland (1784-1856), Gideon Mantell (1790-1852) y
Georges Cuvier (1769-1832) interpretaron los primeros dinosaurios como restos de
lagartos gigantes y en 1841 Richard Owen asigna por primera vez la palabra
“dinosaurio” (“lagartos terribles”) a este grupo de nuevas especies.
Acto seguido le precede el apartado “LA GUERRA DE LOS HUESOS EN EL
LEJANO OESTE”, que está dedicado a la competencia que establecieron en la
segunda mitad del siglo XIX dos paleontólogos norteamericanos, Othniel Charles
Marsh (1831-1899) y Edward Drinker Cope (1840-1897). Ambos encabezaron equipos
que llevaron a cabo una extensa labor de excavación, generando una gran cantidad de
descubrimientos que sentaron las bases de la paleontología de dinosaurios moderna. La
exposición incluye algunos fósiles procedentes de la Formación Morrison, en Montana
(EE.UU.)
En la sección “LA DINOSAURIOLOGÍA DE AVENTURA” se cubre las primeras
décadas del siglo XX, cuando distintas instituciones organizaron grandes excavaciones
en lugares exóticos, como en Tendaguru (Tanzania). El arquetipo del paleontólogo
aventurero es, sin duda, Roy Chapman Andrews (1884-1960), un explorador, zoólogo y
aventurero del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York. De esta época son
también los trabajos de Barnum Brown (1872-1963), que puede considerarse como el
paradigma de los cazadores de dinosaurios y, probablemente, el dinosaurólogo con
mayor experiencia en el campo de todos los tiempos. A lo largo de su carrera, excavó
los primeros cinco esqueletos de Tyrannosaurus rex, sentando las bases para su
definición como especie y contribuyendo significativamente a forjar su leyenda.
En la segunda mitad del siglo XX se produjo un cambio de paradigma en la
interpretación de los dinosaurios como animales torpes y pobremente adaptados,
prácticamente destinados a la extinción. Fueron los trabajos de John H. Ostrom en 1969
y de Robert T. Bakker en su obra “DINOSAUR RENAISSANCE”, los que impulsaron
conceptos como el origen dinosauriano de las aves actuales, o la posibilidad de que
algunos dinosaurios fuesen animales de sangre caliente.
La exposición también presta especial atención al registro fósil asociado a los huevos de
dinosaurios en la sección “PISANDO HUEVOS”, presentando algunos ejemplares del
yacimiento de Poyos, en Guadalajara, y que constituye la evidencia más meridional de
un área de reproducción de dinosaurios en Europa.
La exposición se cerró con una sección dedicada a las nuevas tecnologías aplicadas al
estudio de los animales del pasado remoto, y que han provocado en los últimos años una
auténtica revolución en nuestro conocimiento de los dinosaurios.