Hurtos en centros comerciales que de hecho han reforzado la seguridad, peleas dentro del centro de acogida entre una población de hombres muy heterogénea, de diferentes nacionalidades e incluso de religiones. Son los aspectos que rodean como si fuera una nebulosa lo relacionado con el centro situado en el interior del acuartelamiento Primo de Rivera mientras no existe una información clara oficial ni siquiera del número de migrantes que ya están allí alojados. En teoría ya deberían estar allí los 1.260 previstos pero no hay información al respecto.
Sólo existe la sensación de que allí hay un problema, algo que por otra parte todo el mundo sabía. De ahí que desde la propia delegación del gobierno de Madrid se creara un plan de seguridad y de que las reuniones previas entre fuerzas de seguridad, autoridades municipales y delegación del gobierno fueran varias para analizar la situación antes de la llegada de los migrantes.
No se trata de poner en cuestión algo que en Alcalá ha sido habitual a lo largo de la historia, que se trata de una ciudad amable y de acogida. Sin embargo, objetivamente y por las características especiales de la población acogida, se sabe que el problema existe. Tampoco quiere decir que la totalidad de los migrantes sean problemáticos, ni mucho menos; los problemas están protagonizados por una mínima parte, pero eso no elimina la sensación de que ahí hay un problema y prueba de ello, como hemos dicho anteriormente, es que existe un plan de seguridad.
Las noticias llegan con cuentagotas pero inciden en el hecho de que la convivencia se está complicando en el centro. Días atrás El Puert@ informaba de un migrante que ya había sido identificado por la Policía Nacional, que no detenido, en dos ocasiones, una por hurto y la otra por una pelea. No hubo detención por tratarse de delitos menores por lo que una vez identificado se le levantaron actas por el hurto en un centro comercial, por la tenencia ilícita del arma blanca llevándola por la calle, y por la pelea.
También se habla de frecuentes roces y peleas dentro del centro y de algo más llamativo: una agresión leve a una persona encargada de la atención a los migrantes en el centro, persona que al parecer tuvo que pedir ayuda a los vigilantes de seguridad.
Otra cuestión que se estudia por parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad es la aplicación de la ley de extranjería a aquellos migrantes que acumulen incidentes por los que sean identificados y se les abran antecedentes policiales. En esos casos sí se podría proceder a la aplicación de la ley de extranjería para tramitar su devolución al país de origen y eso es algo que se estaría ya valorando. Pero todo ello se está tratando con gran prudencia por la complejidad que tiene la situación.
Al mismo tiempo desde la Policía Nacional se estaría investigando si el agresor sexual del norte pudiera ser un residente en el centro; al menos esa es una de las líneas de investigación tras la toma de testimonios realizadas por los agentes, si bien no se descartan otras.
También se ha sabido de que al menos uno de los migrantes salió del centro y ya no ha vuelto al mismo por lo que su paradero sería desconocido. De ser así podría quedarse en España y ya no tendría la condición de migrante, es decir, una persona de paso hacia otro lugar; sino de inmigrante, es decir, que se quedaría en España.
Al mismo tiempo no ha dejado de producir inquietud el hecho de que ya se ha valorado en Europa la renuncia por parte de países miembros a la acogida de migrantes. En efecto, y como todo todo el mundo sabe, estamos ante un grave problema. Bruselas ha logrado finalmente ponerse de acuerdo en cómo gestionar a nivel comunitario la inmigración y anuncia un acuerdo sobre el pacto de migración y asilo con mayor control en las fronteras. Un pacto que ofrecerá a los 27 una ‘solidaridad a la carta’ que permitirá a los gobiernos más reacios eludir la acogida de parte de los migrantes pagando una compensación de 20.000 euros por cada rechazo. Algo que lógicamente inquieta a los países que son puerta de entrada, como España, Italia y Grecia.