Alcalá de Henares, 6 de noviembre de 2024-. La expareja de Gonzalo R. I., acusado del crimen atroz de un enfermero del Hospital Príncipe de Asturias en marzo de 2021, ha negado que mantuviera en ese momento una relación sentimental con la víctima y ha manifestado que se sentía «controlada» por el agresor al tener que mandarle ubicaciones en tiempo real y darle el parte diario de sus movimientos cuando salía del hospital.
El jurado popular que se pronunciará sobre el asesinato ocurrido el 6 de marzo de 2021 en la sala de enfermería del hospital de Alcalá de Henares ha escuchado el relato de los testigos de la vista, entre ellos Carolina C.H., expareja del acusado.
Serio, cabizbajo y sin apenas gesticular, el procesado ha seguido atento y a escasos metros el testimonio de la que fuera su novia durante cinco años. Carolina quiso dejar a Gonzalo en el verano de 2020 pero finalmente éste le convenció de seguir adelante porque la iba a reconquistar.
Fue entonces cuando inició una aventura con encuentros sexuales esporádicos con Sergio, un compañero de trabajo, al que dejó meses más tarde. En febrero de 2021, retomó las conversaciones con la víctima a raíz de que éste tuviera un problema de salud, sin que retomara la relación.
Según la testigo, en el momento del crimen no mantenía ninguna relación con el fallecido. El día del asesinato discutió por la mañana con el acusado porque le había mirado el móvil y se fue de casa. En un momento determinado, el procesado la llamó pero ella no le dijo dónde estaba.
«Sergio era un apoyo para todos. Una buena persona», ha subrayado la testigo, quien ha reconocido que «se sentía controlada» por Gonzalo, a quien tenía que dar el parte diario de sus movimientos y mandar ubicación en tiempo real.
Sergio era delegado sindical del Movimiento Asambleario de Trabajadores de la Sanidad (MATS) y una persona querida entre los empleados por su lucha sindical en los peores meses de la pandemia del Covid. Tras su muerte, decenas de compañeros le rindieron un homenaje.
Los investigadores hallaron en posesión de Gonzalo una carta de Carolina a Sergio en el que le comentaba que se sentía «atrapada, vigilada, infeliz y sin escapatoria». «Conseguiré levantarme y correré a buscarte. Ojalá no sea demasiado tarde», le escribió.
En la sesión, un médico de urgencias ha relatado que escuchó una alarma que avisa de que alguien ha entrado en parada cardiorrespiratoria y entró en la sala, donde escuchó gritos de dolor. «Vi a una persona inclinada sobre un enfermero. Había sangre y pensé que era una asistencia médica. Me dijeron que era una agresión. La gente se refugió en los boxes. Hubo una estampida humana», ha narrado.
Otro testigo ha narrado que Gonzalo le apuñaló repetidas veces hasta que le degolló y la víctima cayó al suelo. Los policías llegaron rápido porque había agentes custodiando a un preso en Urgencias.
Trastorno mental transitorio
El pasado lunes, el procesado reconoció que le cortó el cuello por celos y alegó que sufrió un trastorno mental transitorio después de que la víctima le comentara que iba a seguir «violando» a su por aquella época compañera sentimental y a su hija menor.
Gonzalo afronta una petición fiscal de 21 años de cárcel por un delito de asesinato, pena que la familia eleva a 25 años de cárcel. La defensa solicita una eximente completa por trastorno mental transitorio o bien una atenuante por arrebato.
Lo hechos se produjeron el 6 de marzo de 2021 cuando el procesado se vistió con su uniforme de conductor de ambulancia (peto amarillo y uniforme rojo) para acceder al centro hospitalario con la intención de matar a Sergio L. G., quien estaba trabajando como enfermero en dicho hospital.
Una vez en el interior del centro hospitalario, el acusado estuvo merodeando la zona hasta que localizó su objetivo. Sobre las 13:45 horas, justo cuando la víctima se introdujo en la sala de descanso, Gonzalo R. I. fue detrás de él, «y de forma sorpresiva e inopinada», comenzó a agredirle con el cuchillo que portaba clavándoselo en repetidas y numerosas ocasiones por distintas partes del cuerpo “hasta causarle la muerte.