Alcalá, 7 de febrero.- Comprueben las protecciones de un agente forestal en el momento de capturar y trasladar al Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) un mapache localizado en el parque regional del Sureste, conectado con el parque de los Cerros de Alcalá.
La cuestión es que detrás de la apariencia dulce que tienen estos animales, que son ya especie invasora, hay un animal que puede llegar a ser peligroso sobre todo por mordedura. Y el problema es que esta especie ya ha sido vista e incluso atrapada en Alcalá con ese tratamiento de especie invasora.
Por eso los agentes forestales son rotundos: “Si ves uno, no lo toques, que es peligroso y llama al teléfono de emergencias 112”. Son animales muy inteligentes, que se adaptan con facilidad y se reproducen a una velocidad de vértigo. Quizás son estas las razones por las cuales todos los expertos temen a los mapaches y advierten con preocupación de lo rápido que esta especie invasora se está extendiendo por España.
La historia de este pequeño mamífero comenzó muy cerca de Alcalá a comienzos del siglo XXI, concretamente en Rivas Vaciamadrid. Alguien decidió traer estos animales desde Norteamerica con el objetivo de intentar domesticarlos y tenerlos como animales de compañía. Pero aquello salió fatal. El caso es que no se sabe si los mapaches huyeron del domicilio o si los dueños los abandonaron. La consecuencia no se hizo esperar; se vio muy pronto. En 2003 se detectaron huellas de este animal en el Parque Regional Sureste de Madrid. Posteriormente, se supo que correspondían a dos hembras.
Fueron las dos primeras hembras halladas en España. En 2018 (que es el último año con datos disponibles) solo en Madrid se capturaron 814 ejemplares. Y es que estos mamíferos son resilientes, muy inteligentes y se reproducen exponencialmente. De hecho, una sola madre puede llegar a tener cuatro crías de un solo parto, y solo un año después, esas crías podrán volver a reproducirse.
Los mapaches son animales salvajes que por sus hábitos nocturnos, su actividad y agresividad, estos son muy poco apropiados para convivir con el hombre. Además, al no tener depredadores directos, pueden causar un daño irreparable a los ecosistemas. De hecho, eso es lo que están haciendo desde hace años en aquellos lugares donde empiezan a expandirse, como Madrid, Castilla La Mancha, Galicia, La Comunidad Valenciana, País Vasco, Andalucía (cerca de Doñana) e incluso en Mallorca, en las islas Baleares.
Transmisores de enfermedades
El problema de la extensión de los mapaches no está solamente en que se conviertan en los principales depredadores de las especies autóctonas de España y puedan ser causantes de un problema ecológico de primer nivel. El problema es que también son reservorios de una larga lista de enfermedades.
Los mapaches pueden transmitir la rabia, moquillo, toxoplasmosis o tuberculosis a personas, ganado y mascotas, así como un parásito intestinal muy peligroso que puede provocar graves problemas de salud en las personas, pero que afecta especialmente a niños (incluso provocando la muerte). Se trata del parásito Baylisascaris procyonis que ha sido identificado en Alemania.
Pero a ellas se suman el virus del Nilo Occidental (cuya infección afecta a humanos, aves y equinos), así como enfermedades bacterianas. Y además puede hospedar al nemátodo Baylisascaris procyonis, que provoca una importante contaminación medioambiental y es responsable de la larva migrans. Esta última es una enfermedad causada por la migración larvaria y persistencia de este parásito bajo la piel, en el cerebro y en otros órganos, y emergente y en expansión en Europa (antes solo existía en América).
Los mapaches están considerados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico como una especie exótica invasiva desde 2013. El propio ministerio admite que su “erradicación es muy difícil”.