El Alcalá, de vacaciones. Mientras tanto equipos como el Móstoles, el Leganés B, Las Rozas y el Moscardó se están jugando en la Comunidad de Madrid sus opciones de ascenso. Y así está ocurriendo en todas las regiones donde cuatro equipos están compitiendo en busca de una de las nueve plazas de ascenso que quedan a segunda división RFEF y que se unen a las de los 18 campeones. Son 72 equipos de toda España entre los que no está el Alcalá, que está de vacaciones.
Alcalá, 19 de mayo.- El fútbol es a veces muy diferente a la vida real. En ella los malos estudiantes se quedan sin vacaciones y tienen que estudiar durante el verano para poder aprobar. En la tercera división del fútbol nacional los equipos que fracasan, como el Alcalá, se va de vacaciones después de consumado su desastre.
El 12 de mayo acabó el fútbol de categoría nacional masculina para el primer equipo de la ciudad hasta la próxima temporada. El 5 de mayo fue el último partido en el estadio municipal del Val y fue un día para olvidar con la derrota por 1-3 ante el Rayo Vallecano B, que llegó a la ciudad complutense prácticamente condenado al descenso y se fue prácticamente salvado.
Pero lo peor es la sensación que ha quedado en la afición. De la decepción se está pasando al enfado monumental que se ve acrecentado por la falta de explicaciones. No es suficiente para muchos abonados y aficionados la despedida, se desconoce si voluntaria u obligada, del entrenador Carlos Pérez Salvachúa. Faltan explicaciones, autocrítica; falta establecer de cara a los aficionados una estrategia de trabajo y unos métodos diferentes dado el modelo fracasado de la actual dirección deportiva. Son diez años seguidos en tercera división, una categoría semiprofesional que no puede estar más devaluada. Y sólo ha habido dos fases de ascenso. Algo no se está haciendo bien.
Hay abonados que piden una asamblea que no tiene porqué celebrarse. El Alcalá tiene abonados, que son simples consumidores de fútbol. Esto es una Sociedad Anónima Deportiva, la RSD.Alcalá SAD. Tiene un propietario mayoritario que acaba de comprar el Baloncesto Fuenlabrada y que al parecer está vendiendo acciones a un constructor. Y en este entorno no habría expectativa de acometer cambios estructurales. Pensar que los consumidores/abonados puedan tener algo que decir es un error.
Mientras tanto hay otra sensación que afecta a la cantera: La de que importa más la cantidad y los recursos que genera que un plan para realmente formar jugadores que nutran al primer equipo de jóvenes talentos. La cantera del Alcalá tiene en estos más de 800 jugadores. Por cada uno de ellos sus familias pagan hasta 800 euros anuales y no menos de 500 los más pequeños. Cuando este capital humano llega a categorías de edad alta, cadetes y juveniles, se marchan en busca de mejores oportunidades.
Como muestra un botón. El jugador del Torrejón que volvió loco al Alcalá en el centro del campo el día del Centenario es Mario, un canterano complutense. Y no era el único. Incluso un jugador alcalaíno como Benítez marcó gol. Algo está fallando y aunque sean consumidores-abonados, los aficionados quieren saber.