Una bola de fuego cruza España en la Noche en Blanco y se ve desde Alcalá. El objeto ha tenido un origen cometario. Ha sido, según los científicos, un superbólido meteórico, una roca de aproximadamente 20 a 30 centímetros que tocó la atmósfera en una “trayectoria bastante rasante”.
A la Noche en Blanco complutense se ha unido una bola de fuego de color azul verdoso. Poco antes de la una de la madrugada ha cruzado la península ibérica y ha podido ser visto desde Alcalá puesto que la distancia desde la que ha podido ser visto ha sido de hasta más de 800 kilómetros.
Alcalá, 19 de mayo.- Este fenómeno lumínico y visual ha ocurrido esta noche del sábado al domingo a las 0,46, y ha sido causado por un objeto de origen cometario que entró en nuestra atmósfera a una velocidad de 45 kilómetros por segundo.
El superbólido comenzó su fase luminosa a unos 100 kilómetros sobre Cáceres y continuó su trayectoria hasta aproximadamente 45 kilómetros al noroeste de Oporto.
Su paso fue tan rápido y brillante que superó la luminosidad de la luna, iluminando la noche con un fogonazo que duró varios segundos y se pudo observar desde muchos puntos de la península ibérica.
Este objeto ha podido ser registrado con los detectores que el Proyecto SMART opera en los observatorios de Calar Alto en Almería, La Hita en Toledo, Huelva, Sierra Nevada y La Sagra en Granada, Sevilla y Marçà en Tarragona.
Dos de las cámaras externas del Observatorio de Calar Alto en Almería también pudieron seguir este espectacular evento.
Siguiendo el análisis preliminar llevado a acabo por el Profesor José María Madiedo (Instituto de Astrofísica de Andalucía IAA-CSIC), Investigador Principal del Proyecto SMART, este objeto tuvo un origen cometario, entrando en nuestra atmósfera a una velocidad de 161.000 km/h. La altitud inicial de la parte luminosa del evento fue de 122 km, finalizando a una altitud de 54 km.
El tener una trayectoria rasante es lo que hizo que el fenómeno fuera tan visible y espectacular a grandes distancias.A pesar de la preocupación inicial sobre un posible impacto terrestre, la atmósfera terrestre protegió como siempre, desintegrando el objeto antes de que pudiera causar daño.