Alcalá, 24 de marzo.- Una cofradía, sobre todo si es de reciente creación, crece realizando estaciones de penitencia en la calle. Es como los pilotos de aerolíneas; sus horas de vuelto denotan experiencia y fiabilidad. A la décima cofradía de Alcalá, la última en entrar en la Semana Santa complutense se le echaba en falta algo de madurez para solventar alguna de las situaciones que se suelen dar en una procesión, y más tan larga como la que protagoniza el magnífico paso de misterio de Jesús Despojado de sus Vestiduras, el momento que recoge la décima estación del Vía Crucis, aquella en la que Cristo ya lacerado y herido por la tortura es desnudado para que pierda su dignidad social, para que sea un ser repudiado y despreciado por todo el mundo.
La cofradía de Espartales ha crecido, ha alcanzado un punto de madurez que es una excelente noticia para la Semana Santa complutense. Lo han demostrado ante decenas de miles de alcalaínos que a largo de su larguísimo recorrido de varias horas están contemplando el procesionar al que cada vez se le percibe un estilo propio, como lo es el de la propia Semana Santa con su interesante diversidad.
Nada que ver el desfile de este año con el de años anteriores por parte de la última cofradía en sumarse a la Semana Santa complutense; hay cada vez más madurez, y más experiencia. Excelente trabajo el de los costaleros, 52 en total con 40 debajo del paso y los otros 12 relevando en cada tramo. Su capataz y directivo de la cofradía, Alejandro Reyes, le ha sabido a la cuadrilla un temple que en años anteriores apenas estaba. También el personal de orden en la procesión ha sabido estar a la altura de las circunstancia. Excelente nota para una cofradía que va por el buen camino.
El obispo complutense, Antonio Prieto Lucena, ha presidido el desfile que también ha contado con la habitual presencia de concejales del PP, del PSOE y de VOX. La alcaldesa se ha sumado al desfile procesional en la segunda mitad del mismo.