Alcalá, 28 de diciembre.- El deterioro del hospital de Alcalá es de tanta magnitud que el cese de la doctora Dolores Rubio Lleonart decidido por la consejería de Sanidad sólo puede ser tomado como un auténtico regalo de Navidad para Alcalá y la comarca. Ayer mismo se hizo público este cese; la casualidad quiso que ocurriera justo después del enésimo cuestionamiento de una gestión de tres años que ha llevado al hospital Príncipe de Asturias a una situación insostenible. Ayer El Puert@ daba la noticia del colapso absoluto del hospital en las urgencias con personas esperando cama para ingreso en los pasillos mientras permanecía cerrada la planta 6ªC, habilitada para enfermedades respiratorias sin que la polémica gerente diera la orden de su apertura.
Pero días atrás fue el mantenimiento del cierre de la UCI A, que fue una decisión unilateral de la gerente a la que se sumó el traslado de pacientes de la UCI-C a la zona de reanimación quirúrgica del hospital, provocando la cancelación de un centenar de operaciones en tan solo un día. El asunto llegó al pleno del Ayuntamiento de Alcalá; el PSOE pidió el cese de la directora gerente y la concejala BlancaI Ibarrá, médica de profesión dijo algo tan grave como que Dolores Rubio estaba poniendo en riesgo la vida de los alcalaínos. Horas después la Comunidad de Madrid anunció la reapertura de la UCI A cuestionando la decisión de Dolores Rubio. Ahora se ha sabido que la decisión de su cese estaba tomada.
Rubio llegó hace tres años, concretamente a finales de noviembre de 2020 para acabar con la interinidad de un buen gerente, José Gilberto González Antón, que gestionó el hospital en lo peor de la pandemia y que ordenó que se le instalara una cama en su despacho al dar positivo por Covid. José Gilberto González Antón contó con el respaldo de prácticamente toda la comunidad hospitalaria y de la ciudad.
El problema es que Dolores Rubio llegó a la gerencia y cambió todo enfrentando a todos los sectores. Prácticamente se ha quedado sin dirección en el hospital haciendo de la misma un órgano personal. Fue ella la que tomó la decisión más polémica, la de retirar los teléfonos móviles de los pacientes afectados por Covid para que no pudieran ponerse en contacto con sus familias y llevarles al hospital Isabel Zendal sin que los familiares se opusieran.
Pero han sido muchos más los problema en el hospital. El deterioro ha ido en aumento desde su llegada e incluso desde su personal hay alarma por el alto nivel de infecciones hospitalarias que se están produciendo.
Todo ello está haciendo que el cese de Isabel Rubio se haya recibido en Alcalá como un buen regalo de Navidad y ya nadie a nivel político cuestiona que ha sido la peor gerente de la historia del hospital.