Hoy quiero escribir a una de las mayores enemigas del ser humano… La soledad. Y hay millones de tipos de soledad, pero creo que la peor de todas es la que nos aísla del resto del mundo. Puedes sentirte solo y estar en medio de un millón de personas, puedes gritar y que nadie te oiga, o preguntar y que nadie te conteste. Querer y no tener, luchar y no conseguir, pelear y no ganar… dar sin recibir nada a cambio. Habrá otros momentos en que estés solo, pero te sientas rodeado de mil personas que te quieren. Sin decir nada, alguien sabrá que las cosas no van bien. Sin preguntar te dirán lo que necesites oír, conseguirás cosas sin luchar, sobre todo aquellas que no quieras, pero ganarás batallas sin dejarte la piel en el camino. Recibirás sin tener que dar nada a cambio… Y después de todo esto, alguien te enseñará que el único truco que sirve es seguir y sonreír pase lo que pase. ¿Somos Duendes no? y como digo siempre… A veces tengo miedo de que mis palabras no sean suficientes, no sean claras, no sean concretas, no sean precisas, sean demasiado tímidas, incluso cobardes y por eso no se atrevan a salir. No importa si estas palabras las susurro, las arrastro, las silencio, las grito, las digo o las escribo. Por eso supongo que mientras escribía, creo que mi subconsciente ha dado con la solución. No permitas nunca que nadie se sienta solo, abrázale, aunque no le conozcas. Dile lo importante que es, y no permitas que muera de pena o de soledad… El universo te lo agradecerá.
® Crónicas de un Duende cualquiera 25.10.2023 (Alcalá de Henares, ciudad del amor y de las cigüeñas)