Alcalá, 1 de marzo.- Largas colas de fieles se están produciendo durante el día de hoy ante la iglesia de San Bartolomé en el paseo de los Curas para rezar ante la imagen de Jesus Nazareno de Medinaceli y participar en el tradicional besapiés y en la petición de tres deseos de los que según esa tradición se cumple uno de ellos. Es la fiesta grande del Cristo de Medinaceli, que recuerda la entrada triunfal de la imagen del Nazareno en Madrid tras ser capturada en Marruecos por el ejército del sultán marroquí en 1681. Debido a la devoción popular por la imagen del Cristo doblemente cautivo, en su vida para afrontar la Pasión y Muerte, y como imagen por los infieles del territorio norteafricano, la fiesta del primer viernes del mes de marzo se celebra en la basílica de la archicofradía de Madrid, con asistencia hoy del rey don Felipe, y en todas las iglesias en las que se venera una imagen del Nazareno Cautivo bajo la advocación de Medinaceli, es decir, por toda España y en lugares del extranjero como Miami y Cuba, según ha explicado el presidente de la cofradía complutense José Alberto Gómez.
La tradición establece que una vez ante el Cristo, se le besan los pies como gesto de respeto y reverencia, y se le piden tres deseos, de cuales se le concederá uno de ellos. “No se trata de pedir deseos materiales, por ejemplo que te toque la lotería, sino algo que se considera muy necesario. De este modo lo que sabemos por lo que nos dicen los fieles es que sobre todo le piden al Cristo salud para ellos y para sus familias, eso es lo principal y más aún después de algo tan terrible como fue la pandemia. Es enternecedor ver a personas mayores pedir, por ejemplo, trabajo para sus hijos y para sus nietos”, ha manifestado el presidente de la cofradía. En efecto al Nazareno, situado en el altar y venerado fuera de los horarios de culto por centenares de fieles en Alcalá a lo largo del día, se le pide también trabajo y también bienestar para la familia: “Vienen fieles que realmente lo están pasando mal y que lo que le piden es un bienestar, que les lleguen unos recursos económicos con los que resistir”.
El origen de la tradición
A pesar de que Jesús de Medinaceli data de mediados del siglo XVII, la tradición de su besapiés comenzó a principios del siglo XX, aunque no se conoce la fecha exacta de su origen, ya que la imagen sufrió diversos traslados por diferentes puntos de España y del exterior.
La talla del Cristo es de la primera mitad del siglo XVII, con 1,73 metros de altura. Fue tallada en Sevilla y trasladada por los Capuchinos a Marruecos, para que sirviera de culto a los soldados españoles. En 1681 la imagen es capturada por el ejército del sultán de Marruecos, Musley Ismael.
Fue arrastrada por las calles en señal de odio contra la región cristiana y vista por el Padre de la Orden de la Santísima Trinidad, Fray Pedro de los Ángeles, que solicitó el rescate de la imagen al rey. De ahí procede la consideración que tiene la cofradía de trinitaria y la veneración a la imagen de María Santísima de la Trinidad.
La imagen de Cristo, una vez rescatada, es trasladada a Tetuán, Ceuta, Sevilla y llega a Madrid en 1682, año en el que se organiza la primera procesión, a la que asistieron los fieles del pueblo llano, la nobleza y la realiza. Desde entonces todos los años, en la gran romería del primer Viernes de marzo, asiste algún miembro de la familia real a rezar al nazareno.