Alcalá de Henares, 11 de noviembre de 2024.- Estos días ha vuelto a ser noticia por partida doble el edificio del campus de la Universidad concebido para la investigación, cuya construcción costó 50 millones de euros, para ser el epicentro mundial de la medicina molecular y después para la investigación en materia de neurociencia. Por una parte, una de sus naves ha sido cedida como almacén logístico de la ayuda humanitaria de los madrileños para las víctimas de la DANA en Valencia; por otra parte en la presentación del Festival de Cine de Alcalá se supo que el imponente edificio está en el catálogo de localizaciones en la ciudad complutense para rodajes cinematográficos. Todo ello nos ha hecho pensar en la historia de un edificio concebido para un centro que pudo haber sido y no fue y que se reinventó para ser otro centro que todavía no es, puesto que en líneas generales sigue sin tener actividad investigadora.
Estamos ante un edificio imponente, que iba a poner a Alcalá en el mapa internacional de la investigación científica al máximo nivel y que hoy, después de más de 50 millones gastados y quince años después de su construcción, es sólo, a la espera de que lleguen los investigadores del Centro Internacional de Neurociencia Cajal, un almacén de ayuda humanitaria y un decorado para el cine.
A partir de aquí conviene recordar la historia del edificio situado frente a la escuela Politécnica de la Universidad de Alcalá, a pocos metros de la carretera que une la ciudad complutense con Meco.
EL IMMPA, un buen recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue
Este macrocomplejo fue planeado en 2005 sobre una parcela de 53.000 metros cuadrados frente a la escuela politécnica y a pocos metros del hospital, de la Escuela de Enfermería y de la facultad de Medicina. En esa parcela se construyó un edificio de 32.000 metros cuadrados destinado a albergar lo que iba a ser el centro de investigación más sofisticado de Europa, el Instituto de Medicina Molecular Príncipe de Asturias (IMMPA). Se gastaron casi 50 millones de euros para llevar a cabo un proyecto que pretendía acoger a 600 investigadores que trabajarían en unos laboratorios modernos en el ámbito de la compresión de las enfermedades inmunológicas, inflamatorias, tumorales y del propio envejecimiento humano.
Por tanto han pasado casi 20 años desde que se puso en marcha el proyecto, si bien las obras comenzaron en 2008 y finalizaron en 2020. Desde entonces, hace casi 15 años, el edificio permanece vacío de investigadores, al menos en su mayor parte.
La realidad es que se creó un edificio para el Consejo Superior de Investigación Científicas del gobierno de España, presidido entonces por el socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Incluso llegó a ponerse la primera piedra y comenzaron los primeros trabajos de cimentación en una parcela aledaña de lo que iba a ser el Instituto Cajal en su traslado a Alcalá. Pero las dificultades comenzaron con la creación misma como ente jurídico del IMMPA y su dotación de investigadores e investigadoras.
Una primera pista la dio la negativa de los profesionales del Instituto Cajal a trasladarse desde su sede en Madrid a Alcalá, lo que supuso una de las claves de la paralización de las obras del edificio aledaño, cuya cimentación parada aún se puede ver.
Edificio vacío y conejos
Con la crisis económica y la llegada de Mariano Rajoy al gobierno de España el Instituto de Medicina Molecular Príncipe de Asturias dejó de ser una prioridad. Y no sólo eso sino que el CSIC, con importantes recortes establecidos por el gobierno de Mariano Rajoy, descartó seguir adelante con el proyecto. Desde entonces lo único que se hizo fue quitar las letras que forman el cartel con el nombre IMMPA, quedando en el paisaje un edificio vacío cuyos exteriores permanecían tomados por los conejos, una auténtica plaga en esa zona del término urbano de Alcalá.
Pasaba el tiempo y desechada la idea de crear este instituto de primerísimo nivel para el que se invirtieron casi 50 millones de euros, surgieron nuevas alternativas. Se ofreció este edificio propiedad del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a la Agencia Europea del Medicamento en julio de 2016, pero el gobierno de Rajoy volvió a despreciar a Alcalá y ofreció a las instituciones europeas la torre AGBAR de Barcelona. Posteriormente, la corporación municipal complutense, al tener conocimiento de la posibilidad de que viniera el SECRIM de la Guardia Civil, mostró todo su apoyo institucional a una iniciativa de ‘Ciudadanos’ junto a otras gestiones en otros ámbitos. Pero ahí fue la Universidad de Alcalá la que no se mostró favorable a tener en su campus universitario un edificio con garitas y custodiado por personal militar armado.
El centro de investigaciones interdisciplinares
Fue entonces cuando se dio con la solución, ya que no era plato de gusto tener en Alcalá un edificio de estas características completamente vacío: ni para la ciudad, ni para la Universidad, ni para el CSIC. Se decidió entonces convertir el edificio en un centro de investigaciones interdisciplinares en el que la joya de la corona sería el Centro Internacional de Neurociencia Cajal (CINC), que se complementaría -dado el gran espacio existente- con otras instalaciones que albergarían diversas líneas de investigación, fundamentalmente de la Universidad de Alcalá.
El CINC
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) presentó el 8 de septiembre de 2021 la creación del Centro Internacional de Neurociencia Cajal (CINC-CSIC), situado en el Centro de Investigaciones Interdisciplinares del Campus Científico de la Universidad de Alcalá (UAH). El nuevo centro fue presentado en un acto institucional en la sede central del CSIC, en Madrid, con la presencia de la presidenta del CSIC, Rosa Menéndez, el director del CINC, el neurocientífico Juan Lerma, y el rector de la Universidad de Alcalá, José Vicente Saz.
“El estudio del cerebro es uno de los grandes desafíos de la ciencia por la complejidad que conlleva desentrañar sus mecanismos fundamentales”, dijo la presidenta del CSIC, Rosa Menéndez. “El Centro Internacional de Neurociencia Cajal nace con la ambición de convertirse en un referente global en la investigación de las neurociencias y del conocimiento básico del cerebro. Es una de las grandes apuestas de nuestra institución para impulsar y reforzar la neurociencia en España y mantenerla como referente internacional”, añadió.
El nuevo CINC tiene el propósito de crear un espacio de investigación multidisciplinar de alto nivel y competitividad internacional. Sus líneas de investigación abarcarán los aspectos fundamentales para la comprensión del cerebro alineadas con el Libro Blanco Brain, Mind & Behaviour de los Desafíos Científicos CSIC 2030.
El CSIC complementará este proyecto con el traslado de dos institutos del CSIC al nuevo edificio del campus: el Instituto de Química Orgánica General (IQOG-CSIC) y el Instituto de Química Médica (IQM-CSIC), que completan una ambiciosa apuesta por reforzar la investigación den el ámbito de la salud junto con las Facultades de Medicina, Farmacia y Enfermería de la UAH, y el Hospital Príncipe de Asturias.
Han pasado tres años desde la presentación del CINC y los investigadores siguen sin llegar. El edificio ya tiene mobiliario y el CSIC está en un proceso de selección de personal investigador. Mientras tanto, el edificio está en el catálogo de localizaciones cinematográficas de la Alcalá Film Office y una de sus naves está siendo utilizada como almacén de ayuda humanitaria. Demasiado poco para la que iba a ser la joya de la corona de la investigación científica española.