La borrasca Kirk permite la procesión cívica del libro bautismal de Cervantes. Hasta el último momento no se ha decidido celebrarla por temor a que lloviera.
Alcalá de Henares, 9 de octubre de 2024.- La fiesta del 9 de octubre, en la que se celebra el aniversario del bautismo de Miguel de Cervantes en Alcalá, se inició, como es tradicional, con la procesión cívica del libro bautismal de la iglesia de Santa María la Mayor en el que se encuentra la anotación del bautismo de Miguel de Cervantes, que deja claro que ese Miguel es Miguel de Cervantes y que nació en Alcalá. Es, con toda probabilidad, el documento más importante de cuantos custodia el Ayuntamiento de Alcalá por la trascendencia histórica que tiene y que viene a callar a todos aquellos que se arrogan el nacimiento del autor de la primera novela moderna que es Don Quijote de la Mancha. Por eso, la procesión cívica que transcurre entre el Ayuntamiento y la Capilla del Oidor, donde se encuentra la pila en la que recibió las aguas bautismales Miguel de Cervantes, es un acontecimiento institucional de la máxima importancia.
Hay que recordar que el libro bautismal ha tenido no pocas vicisitudes. Estaba en la antigua iglesia de Santa María la Mayor en plena plaza de Cervantes. Cuando estalló la guerra civil española y, ante la delicada situación, el párroco César Manero confió el libro a Juan Raboso, un vecino de confianza, para que lo escondiera. En efecto, la iglesia de Santa María quedó destruida por un incendio y el sacerdote fue asesinado. Por su parte, Juan Raboso pidió a su amigo Francisco del Rio que soldara una caja metálica de galletas en la cual había introducido el libro puesto que lo ocultó en el interior de un pozo y de allí lo sacó cuando terminó la guerra, salvándolo de la destrucción.
Posteriormente, el sacerdote Manuel Palero desoyó la orden de trasladar el libró a Madrid, tal y como se lo pidió el arzobispado de Madrid Alcalá, y ante el temor de que fuera robado en la iglesia de los jesuitas, que acogió la parroquia de Santa María en la calle Libreros, decidió su traslado y custodia en el Ayuntamiento, donde hoy permanece.
La procesión cívica, por poco que dure -ya que el trayecto es de apenas 200 metros- tiene una importancia fundamental. El libro es llevado solemnemente por el Conserje Mayor del Ayuntamiento bajo custodia de los maceros y del jefe de la Policía Local, en este caso el comisario Luis Antonio Moreno.
Por detrás desfilan los miembros de la corporación municipal con sus medallas y demás autoridades que los acompañan, en esta ocasión el director general de Patrimonio Histórico y exalcalde de Alcalá, Bartolomé González, y la directora general de Turismo de la Comunidad de Madrid, Laura Martínez Cerro.
Todo ello se pudo celebrar con relativa normalidad en esta edición, ya que la amenaza de la borrasca Kirk era evidente. Hasta el último momento no se decidió salir en procesión al constatar que en esos momentos no llovía y que el libro no sufriría daño alguno.
Una vez en la capilla del Oidor, el libro fue expuesto para ser contemplado bajo la vigilancia de maceros y policías por aquellas personas que quisieron contemplar tan singular documento.