La ruta de Cisneros discurre por la Alcalá que creó el Cardenal franciscano Francisco Jiménez de Cisneros, confesor de la reina y regente del reino.
Alcalá sin Cisneros no sería la ciudad que hoy conocemos. De hecho se dice del
Cardenal que fue “el mejor Alcalde de Alcalá” por la gran cantidad de reformas que emprendió en la ciudad. Este recorrido nos acerca a los enclaves más directamente relacionados con su figura.
PALACIO ARZOBISPAL
El Palacio Arzobispal tiene en su origen la antigua Alcazaba medieval, y era la residencia en Alcalá de los poderosos Arzobispos de Toledo. En su interior se edificaron las denominadas casas arzobispales comenzadas a construir en el siglo xiii siendo arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, aunque su primitiva edificación se remonta a 1129 cuando Alcalá y sus terrenos fueron donados por Alfonso VIII a Don Raimundo de Sauvetat y los futuros Arzobispos de Toledo, tras la ayuda prestada por el Arzobispo Bernardo de Sédirac en la toma de Alcalá la Vieja a los musulmanes.
En una primera visita a Alcalá siempre sorprende su magnificencia del palacio, aunque lamentablemente lo que contemplamos hoy es solo la fachada de uno de los cuatro patios que componían el Palacio, tras el incendio que lo destruyó en agosto de 1939, cuando era sede del Archivo General Central del Reino.
El arzobispo Tenorio ordenó reforzar los lienzos de muralla que partiendo de la puerta de Madrid llegaban hasta el Torreón de Tenorio, llamado así al haber sido edificado bajo el mandato de este prelado. Este torreón destaca por los escudos heráldicos del Arzobispo, por sus ventanas de estilo gótico y por estar coronado por matacanes y saeteras. En el otro extremo nos encontramos el torreón de la Fuente, en el que se puede apreciar claramente una estela funeraria reutilizada como sillar y procedente de Complutum. En el siglo xv las obras en el palacio prosiguieron con el obispo Martín de Contreras, que reforzó las defensas y reformó el ala este del edificio, donde construyó el Salón de Concilios.
Los Reyes Católicos realizaron numerosas visitas al Palacio y en él nacieron la Infanta Catalina de Aragón en 1485, que con el tiempo se convirtió en esposa de Enrique VIII y reina de Inglaterra, y el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Fernando I de Habsburgo en 1503.
El uso del Palacio como residencia real fue continuo a lo largo de los siglos xv y xvi,
Enrique III recibió en él a la embajada del gran Tamerlán procedente de Samarcanda, dejando una honda huella en la memoria colectiva de la ciudad por lo exótico del personaje y su séquito.
También es muy conocido el accidente que sufrió en el Palacio el Príncipe Carlos en
1562. El hijo de Felipe II que se encontraba estudiando en Alcalá cayó por la escalera principal persiguiendo a una de las criadas del palacio. Estando al borde de la muerte, se decidió acostar junto al príncipe el cuerpo incorrupto de un fraile franciscano llamado Diego. La recuperación “milagrosa” del Príncipe favoreció la rápida canonización de San Diego de Alcalá.
Fue durante el siglo XVI, y gracias a los cardenales Fonseca y Tavera cuando el edificio se convirtió en uno de los Palacios Renacentistas más bellos de España, de una riqueza arquitectónica y suntuosidad sin igual y sede de importantes sínodos y concilios. El encargado de las obras fue Alonso de Covarrubias que diseñó el claustro principal con arcos de medio punto sobre columnas en la parte baja y
soportes con zapata en la superior, de armoniosas proporciones y la monumental escalera decorada con exóticos candelieris e imaginativos grutescos. El magnífico salón de Concilios era sin lugar a dudas la principal joya del Palacio, solo lo conocemos por fotografías y grabados, se trataba de una espléndida sala
profusamente decorada con yeserías gótico mudéjares y un artesonado policromado de gran belleza.
En la actualidad se conservan las fachadas del Patio de Armas. La fachada principal, obra de Covarrubias, está coronada con una “loggia” de gusto italiano. Destaca el gran escudo de terracota del Cardenal Infante Luis Antonio de Borbón instalado en 1751 y que sustituyó al original de Carlos V. Escudos del
Cardenal Fonseca y tres ventanales con arcos de medio punto con decoración Renacentista completan la planta primera, mientras que en la planta baja encontramos una puerta de gusto clásico y ventanas que nos hablan de los usos de cada una de las estancias a las que iluminaban. Desde 1991 el Palacio es la sede
del Obispado Complutense. Desde la Plaza del Palacio se puede contemplar uno de los más bellos atardeceres de la ciudad, en un lugar de gran significado histórico ya que en este palacio Arzobispal fue donde Cristóbal Colón, un 20 de enero del año 1486, tuvo su primera entrevista con Isabel la Católica, que preimera entrevista con Isabel la Católica, que precedió al descubrimiento de América.