Se cumplen 30 años del asesinato del teniente general Veguillas Elices. Fue la última víctima alcalaína de la banda terrorista ETA y recibió sepultura en el cementerio municipal de Alcalá de Henares.
Alcalá de Henares, 24 de julio de 2024.- El 29 de julio se cumplen 30 años del asesinato del teniente general Francisco Veguillas Elices, el militar alcalaíno que es la última víctima complutense de la banda militar ETA. Elices, como se le conocía y se le sigue conociendo en Alcalá había nacido en la ciudad complutense y en ella reposan sus restos mortales ya que fue enterrado en el cementerio municipal de San Roque. En el momento de su muerte era director general de Política de Defensa. El militar fallecido estaba considerado el número cuatro del ministerio y era uno de los hombres de confianza del Ministro de Defensa, Julián García Vargas. El Gobierno de España concedió al teniente general muerto en atentado la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco, después de su fallecimiento asistiendo al entierro el propio ministro y en Alcalá expresó su dolor a PUERTA DE MADRID.
El teniente general del Ejército de Tierra Francisco Veguillas Elices, junto con Joaquín Martín Moya, su chófer, y César García, operario del Ballet Clásico de Madrid, fueron las tres víctimas mortales del atentado de ET A en Madrid el 29 de julio de 1994. Un coche bomba cargado con más de 30 kilos de amosal explosionó al paso del Peugeot 405 del teniente general alcalaíno, de 69 años de edad, en la madrileña plaza de Ramales, cercana al Palacio de Oriente. En el atentado resultaron heridas quince personas, tres de ellas de gravedad.
Los restos de Francisco Veguillas Elices recibieron sepultura en el Cementerio Municipal de Alcalá el 30 de julio, a las once de la mañana. El ministro de Defensa, junto con otras personalidades de la cúpula militar y la política local acudieron al entierro y prestaron sus condolencias a la viuda. El Teniente General Veguillas fue sepultado junto a la tumba de su hermana, Paz Veguillas.
El atentado ocurrió trece meses y ocho días después del asesinato en la calle López de Hoyos de siete alcalaínos. El atentado de la banda criminal ETA ocurrió el 21 de junio de 1993 y fueron asesinados el teniente coronel del Ejército de Tierra Javier Baró Díaz de Figueroa, el teniente coronel del Ejército de Tierra Fidel Dávila Garijo, el teniente coronel del Ejército del Aire José Alberto Carretero Sogel, el teniente coronel del Ejército del Aire Juan Romero Álvarez, el capitán de fragata de la Armada Domingo Olivo Esparza, el sargento primero de la Armada José Manuel Calvo Alonso y el funcionario civil del Ministerio de Defensa Pedro Robles López; todos ellos viajaban en una furgoneta que había salido de Alcalá, donde todos ellos residían, para dirigirse al Estado Mayor de la Defensa, en el paseo de la Castellana.
Uno de los grandes militares alcalaínos
El teniente general Veguillas Elices era uno de los grandes militares alcalaínos. Había nacido en la calle Bedel y era militar del cuerpo de Ingenieros que ingresó en el ejército en 1942. Era especialista en geodesia, guerra química y defensa antinuclear, así como diplomado de Estado Mayor. Permaneció como oficial en los años 1950 en otros países occidentales y fue agregado en la embajada de España en Estados Unidos. Estuvo en servicio, entre otros destinos, en el Servicio Geográfico del Ejército, la Escuela de Estado Mayor o el Estado Mayor de la I Región Militar. Sus primeros destinos en el cuartel general de la Junta de Jefes de Estado Mayor coincidieron con los que serían destacados militares en la Transición democrática como los tenientes generales Manuel Gutiérrez Mellado y Manuel Díez Alegría. Ascendió a general en 1982.
Desde 1983 fue jefe del gabinete técnico del entonces ministro de Defensa, Narcís Serra. En 1986 fue ascendido a teniente general y puesto al mando de la VII Región Militar con sede en Valladolid, sustituyendo al general Fernando Yrayzoz Castejón. En enero de 1987 pasó al mando de la dirección general de Política de la Defensa en sustitución de la vacante dejada por el almirante Fernando Nárdiz.
El nombramiento iba unido a un cambio sustancial en cuanto a la organización jerárquica de la dirección general, que pasaba a depender directamente del ministro de Defensa en vez del jefe de Estado Mayor. Se ocupó así de las responsabilidades directas, junto con Serra, en la política de defensa nacional. Siguió en el mismo puesto con el cambio de ministerio en 1991, que puso al frente a Julián García Vargas.
Entre su trabajo destacó su papel en el proceso de democratización y apertura de los ejércitos españoles, la nueva política de alianzas con los socios internacionales, las negociaciones con Estados Unidos sobre la presencia y papel de las bases norteamericanas en España, las negociaciones ante la OTAN y también con los socios europeos tras el ingreso de España en 1986 en la Comunidad Europea, la seguridad en el área mediterránea, los primeros contactos con los países que formaban el Pacto de Varsovia y las primeras misiones de paz españolas en el exterior bajo el mandato de Naciones Unidas.