En efecto. Son sólo cuatro, y si nos ponemos estrictos son tres los países, puesto que Kosovo no está reconocido por muchas naciones, entre ellas España.
Sin contar a Kosovo, que declaró su independencia de Serbia en 2008, no tienen letras en sus himnos nacionales España, Bosnia Herzegovina y San Marina. Todos los demás himnos nacionales de países del mundo tienen letras que exaltan los valores patrióticos con mayor o menor acierto, pero todos con un profundo significado.
En todo himno, menos lógicamente en los de los cuatro países mencionados, predomina la función poética del lenguaje que combina con la fuerza expresiva que le añade la musicalidad al ser interpretados.
Los autores o compositores de los himnos recogen en sus letras los valores, sentimientos, esperanzas o sueños que identifican a un grupo de personas o colectividades. Habitualmente recogen acontecimientos importante de la historia propia nacional y destacan por su majestuosidad como La Marsellesa, himno nacional de Francia, el del Reino Unido, el de Alemania, el de Rusia o el de Italia, que a pesar de ser una nación con menos de 200 años de historia, recoge elementos del pasado como la grandeza de Roma y apela a personajes históricos como el general romano Escipión.
La Marcha Real o de Granaderos, himno nacional español, no tiene letra puesto que se trata de una marcha militar para acompañar a la tropa. Tampoco tendría demasiado sentido dotarle de letra por la propia estructura de marcha militar que tiene a pesar de que ha habido no pocos intentos a lo largo de la historia de dotar al himno de letra.