La Universidad de Alcalá, Universidad Complutense o Universidad Cisneriana (Complutensis Universitas) fue la universidad que existió en la localidad española de Alcalá de Henares (perteneciente actualmente a la Comunidad de Madrid). Fundada en 1499 por el Cardenal Cisneros, durante los siglos XVI y XVII se convirtió en el gran centro de excelencia académica. En 1777, se la separó física y orgánicamente de su Colegio Mayor de San Ildefonso y se pasó a denominar Real Universidad de Alcalá, con sede en el antiguo edificio del Colegio Máximo de los Jesuitas de Alcalá de Henares. En 1836, la universidad se integró junto con las enseñanzas de los Reales Estudios de San Isidro y el Real Museo de Ciencias Naturales de Madrid en una única institución, creando así la Universidad Central de Madrid, que, con el paso del tiempo, se convirtió en la actual Universidad Complutense de Madrid.
En sus aulas enseñaron y estudiaron grandes maestros y hombres ilustres, como Antonio de Nebrija, Santo Tomás de Villanueva, Juan Ginés de Sepúlveda, san Ignacio de Loyola, Domingo de Soto, Ambrosio de Morales, Benito Arias Montano, Francisco Suárez, Juan de Mariana, Francisco Vallés de Covarrubias, Antonio Pérez, San Juan de la Cruz, Mateo Alemán, Lope de Vega, Francisco de Quevedo y Villegas, Pedro Calderón de la Barca, Melchor Gaspar de Jovellanos, Andrés Manuel del Río, Fray Diego Morcillo y Blas Ortiz, entre otros.
Studium Generale (1293-1499)
El 20 de mayo de 1293, el rey Sancho IV de Castilla otorgó licencia al arzobispo toledano García Gudiel para crear un Studium Generale (Estudio General, como entonces se denominaban los estudios universitarios) en Alcalá de Henares, “con las mismas franquezas para los maestros y escolares, que estaban concedidas al Estudio General de Valladolid”. Estos estudios, si bien de manera bastante modesta, pervivieron a través del tiempo hasta enlazar con la refundación cisneriana. El 17 de julio de 1459, el papa Pío II otorgó una bula, solicitada por el arzobispo Alonso Carrillo de Acuña, “para la erección de tres Cátedras de Artes y Gramática en este estudio de Alcalá”. Estas últimas cátedras, susbsistentes de aquel Estudio General del siglo xiii, fueron integradas por Cisneros en la “nueva” universidad.
Universidad Complutense
Cisneros, que había sido alumno del Estudio General, creó a partir de este la Complutensis Universitas (Universidad Complutense o de Alcalá o Cisneriana) mediante tres bulas pontificias concedidas por el papa Alejandro VI el 13 de abril de 1499.
Gracias a esta bula, el cardenal pudo fundar la institución, dotarla de todos los bienes materiales y económicos necesarios y se confirió oficialidad a los títulos expedidos por ésta. Con bastante antelación a la obtención de la bula pontificia, Cisneros había comenzado una vasta labor de compra de terrenos y construcción: la futura Civitas Dei, Ciudad de Dios, bajo un esquema innovador (el primer campus universitario ex-novo del mundo) que sería exportado a diferentes universidades.
La primera piedra del edificio se puso el 14 de marzo de 1501. La primera promoción de estudiantes no comenzó sus estudios hasta el 18 de octubre de 1508, festividad de San Lucas. Entre los alumnos de esa promoción se encontraba Tomás García Martínez, posterior arzobispo de Valencia, conocido como Santo Tomás de Villanueva.
En el curso 1509-1510 ya funcionaban cinco facultades: Artes y Filosofía, Teología, Derecho Canónico, Letras y Medicina. El 22 de enero de 1510, Cisneros dotó a su fundación de las «Constituciones del Colegio Mayor San Ildefonso», normativa reguladora de todos los asuntos de la comunidad universitaria, donde se especificaban los derechos y deberes de sus miembros.
Joya patrimonial
El documento que valoró la comisión de patrimonio mundial de la UNESCO para la inclusión de Alcalá en la lista establecía que el Colegio Mayor de San Ildefonso dentro de la Universidad era el centro, el corazón y la pieza básica de la configuración de la Universidad de Alcalá desde principios del siglo XVI a mediados del siglo XVIII. Las fases por las que transcurrió son: esplendor durante el siglo XVI y primera mitad del siglo XVII, transición hasta 1720 y acusada decadencia desde esta fecha a 1770. También como la Universidad de Alcalá, el Colegio tuvo, y ese fue el deseo del Cardenal Cisneros, la teología como base de sus enseñanzas, por esta razón son reconocidos como afamados teólogos muchos de sus colegiales.
Aunque el edificio originario es de principios del siglo XVI, a partir de 1530 y hasta 1541 se
produjo un gran impulso constructivo cuyo elementos claves fueron: la construcción del patio de continuos (o continos) donde se ubicaba la audiencia del rector, las dependencias del escribano, notarios y procuradores, los almacenes de víveres del colegio y algunas aulas menores que luego pasarían al patio trilingüe. Este patio se arruinó en el siglo XVIII.
La fachada de la Universidad de Alcalá es el emblema que refleja el prestigio de la
Universidad de Alcalá en el siglo XVI. No es posible entrar a describir tan magna obra de
arquitectura española, solo decir que el proyecto de la nueva fachada fue llevado a cabo por
Rodrigo Gil de Hontañon y un cualificado grupo de escultores. Es como si en la actualidad vinieran a diseñar un edificio alguno de los más prestigiosos arquitectos del momento como Frank Gehry o Norman Foster.
En 1550 se realizó la construcción del Colegio Trilingüe con su famoso patio. Durante el siglo XVII hubo una remodelación de las dependencias universitarias, especialmente del patio de Santo Tomás (obra iniciada en 1613 y terminada en 1661). En él se situaban las aulas mayores de las facultades distribuidas así: Derecho Canónico, Teología y Medicina.
En 1836 la Universidad de Alcalá fue suprimida y sus bienes, patrimonio bibliográfico y documental trasladados a la Universidad de Madrid. A partir de ese momento el conjunto de
edificios universitarios entró en un proceso de ruina progresiva, solventados gracias a la actuación de la “Sociedad de Condueños”, conjunto de vecinos alcalaínos, quienes con fines altruistas se hicieron cargo a sus expensas de unos edificios abocados a desaparecer.
Por la avaricia y la negligencia de los primeros compradores se produjeron destrozos
irreparables: se desmontó la crestería del patio Trilingüe, se demolió el arco de ladrillo en la calle Pedro Gumiel -conocido como Arco de la Universidad-, desaparecieron las campanas de San Ildefonso, la verja y retablo de la misma Iglesia, y el sepulcro del Cardenal Cisneros, fue trasladado a la Iglesia Magistral (1857). Ya en 1850 Madoz se hacía eco del lamentable estado en que se encontraban los edificios, especialmente el Paraninfo.
En 1985 volvió a ser la sede del rectorado de la Universidad de Alcalá