La Princesa de Asturias, doña Leonor, juró el día 31 de octubre, al cumplir los 18 años y por tanto al llegar a la mayoría de edad, desempeñar fielmente sus funciones institucionales como heredera del trono y por tanto, reina de España sucediendo a su padre, el Rey Felipe VI. Doña Leonor juró ante las Cortes Generales , guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes, respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas, y por supuesto, juró también fidelidad al Rey.
España es. según la Constitución votada mayoritariamente por los españoles en 1978, una monarquía parlamentaria. El artículo 1 de la Carta Magna española dice que España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, que la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado y que la forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.
Con sus muchos aciertos, y también con sus errores, la monarquía, la jefatura del Estado en España, ha vertebrado la vida política de la nación y ha ejercido el papel que le atribuye la Constitución, que en el artículo 56 dice que l Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes.
El artículo 57 establece que la Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos. Desde la abdicación de don Juan Carlos el Rey es su hijo no primogénito pero varón, don Felipe VI.
La constitución continúa diciendo que el Príncipe heredero, desde su nacimiento o desde que se produzca el hecho que origine el llamamiento, tendrá la dignidad de Príncipe de Asturias y los demás títulos vinculados tradicionalmente al sucesor de la Corona de España. Don Felipe es padre de dos hijas, la mayor es la Princesa de Asturias, doña Leonor, y la menor es la infanta doña Sofía.
Todo este preámbulo nos permite situar el juramento de la Constitución por doña Leonor como un acto institucional de enorme importancia puesto que sitúa a la heredera de la Corona con un papel ya perfectamente asignado en el devenir institucional de España y todo ello desde la más estricta legalidad constitucional.
Ahora bien, negar hoy en día que haya debate sobre monarquía o república en España es no contemplar la realidad por más que hoy por hoy el debate no sea lo suficientemente importante como para trasladarlo a la sociedad española, que por otra parte aparentemente se decanta por la monarquía frente a la república, al menos según las encuestas.
De todos modos tan irreal sería cuestionar que existe ese debate como asociar la monarquía a la derecha y la república a la izquierda en el arco político. Existe en la derecha una tradición de republicanismo difícilmente ocultable mientras que en ciertos sectores de la izquierda no se oculta que una República Española presidida por José María Aznar, por poner un ejemplo, sería menos deseable que la actual Monarquía parlamentaria con Felipe VI como rey.
España es una nación que vive en un contexto político europeo y en una economía capitalista global. Ni una monarquía parlamentaria, ni una república pueden variar ese contexto en el que la nación española transita en este siglo XXI. Por tanto, sí, existe debate en España sobre Monarquía o República. Pero no deja de ser por todo lo anteriormente explicado un debate estético, una especie de maquillaje.