Alcalá de Henares, 25 de julio de 2025.- El 30 de julio de 1998, hace por tanto 27 años, se produjo un incendio que no estuvo lejos de destruir la antigua cárcel de Alcalá en la calle Colegios con la calle Santo Tomás, es decir, donde poco después se construyó el Parador de Turismo de la ciudad complutense. La intervención de los bomberos permitió que las llamas sólo destruyeran la techumbre de la antigua prisión, cerrada definitivamente en 1991.
Si el fuego hubiera destruido o dañado la estructura del viejo edificio, el Parador de Alcalá hubiera sido muy diferente al que hoy conocemos, puesto que éste aprovechó la estructura de la antigua prisión alcalaína. Incluso quizá hoy el Parador, buque insignia del turismo complutense, no existiría.
En realidad no fue un incendio sino dos los que se produjeron en cuatro días, y los dos fueron provocados por los ocupas que se encontraban en el edificio. El 26 de agosto ardió la antigua vivienda del director de la prisión en la calle Colegios, donde hoy está la entrada al aparcamiento subterráneo del Parador. El fuego produjo daños importantes pero no irreversibles en el edificio. Pero sobre todo dejó evidente un problema, el de los ocupas ilegales en el patrimonio histórico complutense con el agravante de que además se generaba un foco de inseguridad en el corazón de lo que cinco meses después iba a ser declarado patrimonio de la humanidad. Ya por entonces Alcalá aspiraba a tener un Parador que prestigiara a la ciudad desde el punto de vista turístico y se pensaba ya que la antigua prisión, en el centro histórico de la ciudad, sería el lugar más adecuado. Aún quedaban cinco años y medio para que el vicepresidente del gobierno y ministro de Economía y Hacienda, Rodrigo Rato, pusiera la primera piedra del Parador. Los incendios pudieron acabar con la idea de construir en el viejo edificio, que fue colegio menor de la antigua universidad cisneriana, pero también es cierto que aceleraron los trámites del proyecto.
La inseguridad venía determinada no sólo desde el punto de vista de la conservación del patrimonio histórico, como quedó acreditado, sino la de los propios ciudadanos puesto que esa ocupación ilegal era un foco de drogadicción y de tráfico de estupefacientes, tal y como venía publicando PUERTA DE MADRID.
Pero si grave y espectacular fue el fuego del 26 de julio, más aún lo fue el del 30 de julio por la gran cantidad de humo que produjo en la calle Colegios, afectando esta vez a la parte de la cárcel que daba a la calle Colegios y a la calle Santo Tomás, es decir, que entre los dos incendios afectaron a buena parte de la superficie de lo que hoy es el Parador. Otra vez el incendio volvió a ser provocado por los ocupas ilegales, si bien el primero pudo ser fortuito, no se descartó por entonces que el del 30 pudiera ser provocado con evidente intención de causar daño ya que tras el fuego del 26 se tapiaron accesos utilizados por los ocupas.
Finalmente con el trabajo de los bomberos durante horas se redujeron las consecuencias dañinas del segundo incendio que afectó especialmente a las cubiertas del edificio.

















































“donde hoy está la entrada al aparcamiento subterráneo del director”
Seguro que queréis decir decir “donde hoy está la entrada al aparcamiento subterráneo del Parador”
Por lo demás, comparto vuestra opinión de que si el incendio hubiera destruido el edificio del Convento de Santo Tomás seguramente se hubiera puesto en duda la construcción del Parador.
Saludos