Alcalá, 2 de diciembre.- Aquel 2 de de diciembre de hace 25 años, no podía quedar nada a la improvisación. Por eso la histórica llamada desde el Ayuntamiento al entonces alcalde, Bartolomé González, a Japón de las 11’20 horas no fue la primera: “Alcalá acaba de ser declarada Patrimonio de la Humanidad”, dijo el alcalde para que minutos después fueran descorchadas botellas de cava en el Ayuntamiento hasta 500 que se consumieron en brindis para todo el mundo que quiso brindar por el acontecimiento.
Sin embargo el acontecimiento era clave para la historia de Alcalá y no se quiso que la noticia se improvisara. Media hora antes el alcalde había llamado a su primer teniente de alcalde, Gustavo Severien, para dar la noticia en privado y poder preparar todo. Así lo ha reconocido estos días Bartolomé González.
El nerviosismo de Gustavo Severien no era por la votación en Kioto (Japón) -el ya la conocía- sino por el fallo que hubo en la primera comunicación oficial, con autoridades y prensa delante. Fue en el segundo intento cuando llegó la noticia más esperada y más importante de la historia de Alcalá.
Así se la contamos desde el PUERTA DE MADRID
En este 25º aniversario se ha celebrado un acto en el participaron los auténticos protagonistas de aquel momento tan especial para la ciudad complutense, el alcalde Bartolomé González, el rector Manuel Gala, el director general de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, José Miguel Rueda, el que fue subdirector general de Protección del Patrimonio Histórico de la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio durante la formalización de la candidatura, Luis Lafuente y los arquitectos del Ayuntamiento, Cristóbal Vallhonrat, y de la Universidad, Joaquín Ibáñez.
Aquel sueño fue eso, un sueño en el que se sumió la ciudad. Pero fue un sueño complejo, no exento de pesadillas, con enorme trabajo. Alcalá presentó a la UNESCO un expediente que sorprendió, con varios tomos y con apoyos que fueron fundamentales.
Hay que apuntar a este respecto que algunas candidaturas anteriores y posteriores a Alcalá llegaron a la UNESCO con expedientes que apenas tenían unos folios e incluso alguna simple postal. En cambio Alcalá sabía que no podía convencer por unos monumentos sino por una historia, una trayectoria y un ejemplo que emanó de esta ciudad y que llegó a América. Esa clave había que documentarla perfectamente y eso era lo más complejo. Los apoyos fueron muy importantes y ahí hubo que hacer una importante inversión y persuasión.
Y de hecho en la asamblea de patrimonio histórico de la UNESCO no tardaron en plantearse dudas y críticas. Aquel desagradable melón lo abrío el representante de Tailandia cuestionando la candidadura complutense. Y sorprendentemente se unió el representante del Principado de Mónaco. Pero fue la defensa que hicieron Méjico y otros países hispanoamericanos lo que finalmente permitió que se lograra el objetivo deseado. Alcalá fue incluida en la lista de patrimonio mundial de la UNESCO.
Ya solo quedaba la celebración de un acontecimiento histórico. Aquel viaje de retorno de la delegación alcalaína desde Japón, la invitación al brindis que a los miembros de la delegación hizo en el avión de vuelta el semanario PUERTA DE MADRID, la recepción en el aeropuerto de Barajas y los fastos que llegaron después en Alcalá.
De todo ello fue testigo y lo contó el PUERTA DE MADRID, lo que sin duda alguna nos complace recordar.