Alcalá de Henares, 28 de octubre de 2024.- El Ayuntamiento de Alcalá de Henares ha reparado la cubierta de zinc del Quiosco de la Música de la Plaza de Cervantes, que estaba deteriorada por los fuertes vientos y la debilidad de los anclajes de las tejas de zinc. La actuación en el Quiosco ha consistido en la fabricación de tejas de zinc similares a las existentes, la revisión y reparación de maderas de sujeción de las tejas, y la recolocación de las tejas de zinc en su posición original.
El concejal de Obras, Mantenimiento Urbano y Edificios Municipales, Antonio Saldaña, ha explicado que “con esta pequeña pero necesaria intervención ha repuesto las tejas con el objetivo de volver a poner en valor el quiosco”.
Antecedentes
El Quiosco de la Música, uno de los símbolos del Centro Histórico de nuestra ciudad, fue proyectado por el arquitecto municipal Martín Pastells en 1897. Desde entonces ha sufrido distintas reparaciones fruto del paso del tiempo.
La construcción es de planta octogonal de 10 metros de diámetro conformado por un muro realizado de fábrica de ladrillo macizo de 50 centímetros de espesor chapado de piedra caliza, con zócalo y esquinas chapadas en granito.
La plataforma está formada por forjado cerámico con remate perimetral de piedra caliza, pavimentada con baldosas de gres 14×28 y piezas de olambrilla de 7×7 decoradas con distintos motivos.
La estructura y decoración están realizadas en hierro fundido y lo forman ocho columnas de arista muerta coronadas por arcos conopiales compuestos por dos semiarcos, palomillas, crestería, escudos, ángulos, atributos y florones. Las columnas están unidas en su base por una barandilla de hierro forjado de 1,05 metros de altura.
La estructura metálica, con cubierta a ocho aguas, está acabada por rombos de zinc y terminada en su cara inferior por escayola y cañizo.
El arquitecto municipal Martín Pastells y Papell fue autor entre otras obras del antiguo Hotel Cervantes, de la fachada principal del cementerio municipal de San Roque y del Círculo de Contribuyentes. Él fue el encargado de realizar el proyecto que fue aprobado por el Pleno del Ayuntamiento en sesión de fecha 6 de septiembre de 1897. El presupuesto ascendía, en un principio, a un total de 7.800 pesetas y 92 céntimos.
Hubo un anteproyecto de Rodolfo Ramissly, que actuaba de intermediario de la empresa “Hijos de L. John y Cía. Sucesores de Leandro Yohn”, de Bilbao, que fue desestimado y que hubiera hecho el quiosco hexagonal en lugar de octogonal, como es en la actualidad.
Francisco Lebrero Alonso era el propietario de la fundición de hierro que llevaba su nombre y que se encontraba en el paseo de los Ocho Hilos nº 6, en Madrid. A él se le hizo la concesión del proyecto y su realización el 18 de diciembre de 1897, considerándose esta fecha como la del inicio de la construcción.
La liquidación de las obras, que ascendió finalmente a 10.092 pesetas y 52 céntimos, es de 11 de abril de 1898, fecha que se admite como la de conclusión del quiosco.
Las funciones del quiosco de la música han sido numerosas: la principal y que marca su razón de ser es la de servir de escenario a los conciertos de música. También ha sido marco de actos políticos, deportivos y reuniones de asociaciones y entidades ciudadanas e incluso de actos religiosos, como sucedió en junio de 1946. En un tiempo, por la puerta orientada hacia las actuales ruinas de Santa María se accedía a unos frutos secos. En este lugar es donde se encuentra la escalera que da acceso a la plataforma del quiosco. La zona de la puerta orientada hacia el monumento a Cervantes se utiliza en la actualidad como aseos públicos.
El quiosco está realizado en hierro fundido, excepto el antepecho que es de hierro forjado. En el pedestal de todas las columnas puede apreciarse la firma de la fundición “Lebrero. Madrid”. Todo ello sobre un elevado zócalo que actualmente tiene dos puertas.
La cubierta, cuyo tejado está realizado con rombos de zinc y culmina en un bello remate, está sostenida por ocho columnas de arista muerta. Es un octógono, cada uno de cuyos lados está rematado por un arco conopial con una gran decoración. En la parte superior de estos arcos se extiende una banda decorativa de desarrollo horizontal, que se continúa en la crestería, destacando el trabajo de los ocho ángulos y los cuatro escudos, colocados alternativamente en el centro de cuatro de los ocho lados y en los que se aprecia un castillo rematado por una corona, escudo de armas de la ciudad de Alcalá de Henares.
Reymundo Tornero, en 1950, señalaba que existieron detractores que argumentaban que el quiosco quitaba carácter a la plaza. Incluso se planteó la posibilidad, en la reforma de la plaza de Cervantes en 1977, de trasladarlo al Parque O’Donnell. Por suerte no fue así y hoy sigue siendo un monumento imprescindible en la plaza donde está ubicado y uno de los símbolos más característicos de Alcalá de Henares.