El Don Juan 2024 de Alcalá de Henares fue el más desigual, con grandes aciertos pero también con errores de bulto; Yllana recurrió a una representación efectista pero no cuidó algunos aspectos de la obra e hizo una excesiva reinterpretación del clásico. En la última función hubo que cerrar las puertas del recinto amurallado por aforo completo.
Alcalá de Henares, 1 de noviembre de 2024.- El Don Juan en Alcalá producido por la compañía Yllana ha sido probablemente el más desigual de cuantos se han interpretado en la ciudad complutense. Ha sido un don Juan de extremos, que tuvo brillantez en algunos aspectos y que sin embargo cayó en errores de interpretación, incluso de dramaturgia y de espacios escénicos inconcebibles. Un Don Juan de extremos que ha generado división de opiniones.
Marketing
Lo primero fue una cuestión de marketing que encendió muchas alarmas. Aquellas palabras dedicadas en la presentación al tono de la obra, como por ejemplo que se ofrecía una versión divertida y transgresora del mito de Don Juan, afortunadamente no se cumplieron. Ya saben que Yllana es una compañía de teatro de comedia gestual y con estas premisas ha forjado una brillante trayectoria en la escena española. Plantear una versión divertida del Don Juan era incurrir en un claro error conceptual puesto que no estamos ante una comedia sino ante un drama con tintes religiosos; no hay que olvidar que Don Juan muere, como mueren los otros personajes importantes, pero por el amor llega a la salvación de su alma.
Afortunadamente el sello Yllana no llegó a una reinterpretación tan errónea del mito. Otra cosa muy distinta es el eterno debate sobre esas reinterpretaciones de los clásicos. Y ahí siempre hemos defendido desde el PUERTA DE MADRID que el texto clásico debe ser respetado y no cambiado. Yllana abusó de la introducción de textos que muy poco aportaron hasta el punto de que a veces parecía que eso no era el Don Juan sino otra cosa. Para ese camino el grupo local TIA tiene una magnífica obra titulada ‘¡Otra vez Don Juan!’ pero con la que nunca ha pretendido engañar diciendo que fuera el Don Juan Tenorio de Zorrilla. El problema es que las compañías de teatro quieren marcar siempre territorio, dejar ‘la meadita del perro’. El límite lo puede marcar la invención de textos que no mejoran en absoluto el texto original que por algo ha pasado a la historia como uno de los grandes clásicos.
Espacio escénico
Con todo ello no fue lo peor de las representaciones del Don Juan de este año. La compañía se quedó prendada del espacio escénico que forma el recinto amuralla de la huerta del Palacio Arzobispal y quizá le faltó el haber conocido las posibilidades de representación allí. La elección de escenarios y el constante tránsito entre uno y otro cruzando el recinto hacía pensar que la productora desconocía lo que supone la representación del Don Juan y el movimiento de varios miles de personas.
Yllana apostó por un Don Juan muy efectista con elementos ya vistos en otras ediciones pero que la compañía utilizó como si de una colección de efectos se tratara; escenas en los alto de la muralla, caballerías, rupturas de la cuarta pared… Es una apuesta, sí, pero con tanto profusión de efectos se corre el riesgo de enmascarar lo verdaderamente importante. la obra y su texto original. Fueron fuegos artificiales lo que consiguieron estos efectos pero que en realidad aportaban muy poco al resultado final. Por contra la compañía eligió decorados minimalistas, muy simbólicos y con mucho mecanotubo, es decir, dos caras completamente distintas en la moneda de la representación y eso no tenia mucho sentido incrementando la sensación de un Don Juan muy desigual.
Excelente escena del sofá
En cambio la compañía se sacó de la manga una brillantísima escena del sofá, la de la Quinta de Don Juan en la que el amor triunfa y al mismo tiempo don Juan se condena dando muerte a don Luis y al comendador Don Gonzalo y por ende a doña Inés. Fue una escena muy bien construida en cuanto al ritmo y a la interpretación, una escena siguiendo los cánones clásicos con un don Juan y una doña Inés sublimes lo mismo que un don Luis y un don Gonzalo que en sus otras escenas no brillaron tanto.
Y esa excelente escena lo que hizo fue acrecentar la sensación de que en otras la compañía estuvo desacertada en cuanto a la dramaturgia, al enfoque de la escena y a la interpretación. ¿Qué sentido tenía ahorrarse el momento en que en la Hostería del Laurel don Juan arranca el antifaz del rostro enmascarado de su padre, don Diego Tenorio? Un momento tan crítico, tan dramático, con un hijo poniendo la mano en la cara de su padre, desapareció porque la compañía eligió que don Diego se quitaba él mismo la máscara. ¿Hacer un Tenorio ‘divertido tuvo que ver con el ridículo choque entre don Juan y doña Inés cuando aquel iba a secuestra a ésta llevándosela del convento? ¿Qué sentido tenía que don Juan y doña Inés chocaran y que esta cayera al suelo llegando a la ridiculez?
¿A qué venía el desmesurado escote de Brígida, una beata, según el texto, en un papel en el que además la actriz estuvo desafortunada en cuanto a su interpretación y la construcción del personaje? No, eso no es el Don Juan. Sin embargo otros actores y actrices sí mostraron calidad interpretativa pero no siempre, lo que demostró que muchos no tenían muy bien construidos sus personajes.
En una geometría plana o euclidiana, la recta es la distancia más corta entre dos puntos. En la representación de un clásico teatral como es el Don Juan también debiera ser así porque no debería hacerse un recorrido más largo con inclusión de textos que nada aportan a una obra inmoral y con profusión de efectos especiales.
Quedémosnos en este don Juan de Yllana con lo mejor, esa extraordinaria escena del sofá y algunas puntales interpretaciones, así como el cierre de puertas por aforo lleno al haber más de 10.000 personas en la última función, la de hoy. Y por supuesto, olvidemos el resto.