Alcalá de Henares, 26 de marzo de 2025.- La situación de alerta con la crecida del Henares va disminuyendo pero estos días se ha recordado otro de los problemas que vive la ribera a su paso por Alcalá, el que producen los mapaches, una especie invasora que ha colonizado este espacio y que ahora mismo estarían bajo control después de haber sido la mayor colonia detectada en la región.
Pero el hecho de que la colonia esté bajo control en estos momentos no significa que se haya bajado la guardia puesto que continúa la guerra contra esta especie invasora por sus efectos devastadores. En apenas diez años, sobre todo en el quinquenio entre 2014 y 2019, se han atrapado casi dos millares de ejemplares en toda la región, pero es que la colonia que se estableció en el río Henares ha sido probablemente la mayor y tuvo en jaque a la consejería y a los tramperos que se dedicaban a su captura y traslado al centro de fauna silvestre de la Comunidad de Madrid. Pero sobre todo los mapaches causaron importantes daños en la finca del Encín que explota el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), organismo público de investigación de la Comunidad de Madrid dedicado a la I+D y otras actividades tecnológicas y de promoción para apoyar el desarrollo agrario, de la industria asociada y de los sectores del mundo rural vinculados con el medio natural.
En efecto, los mapaches provocaron daños importantes en la colección de variedades de vid del Encín,
que no hay que olvidar que es la segunda más importante y mayor de Europa, y la tercera del mundo. Los mapaches se comían las uvas lo que contribuyó no sólo a dañar la enorme colección sino a estabilizar y hacer crecer la colonia ya que no tienen la amenaza de ningún depredador. Eso fue lo que hizo diseñar un plan contra la expansión de estos animales ya que suponen una grave amenaza tanto para nuestra biodiversidad como para nuestra salud.
La colonización que del Henares hicieron los mapaches data de finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI. Fueron los pescadores que frecuentan el Henares quienes dieron la señal de alarma “al ver un animal que nunca se había visto por aquí”, tal y como recuerdan agentes de la Policía Local. Alguna foto realizada por los propios pescadores fue fundamental para identificar la especie.
Falsas mascotas
Es cierto que la llegada a España de los mapaches, mamíferos de origen americano, tuvo que ver con la industria peletera y que su escapada de granjas tuvo que ver con su conversión en especie invasora. Sin embargo fue la adopción como mascotas en algunos hogares lo que multiplicó la invasión. Se consideraba un animal simpático, muy bonito, del tamaño de un gato y llegó a despertar ternura en muchas personas que adoptaron este animal como máscota… hasta que sacaban su carácter salvaje e indómito, y sobre todo, cuando atacaban con sus mordiscos. De ese modo se abandonaron muchos mapaches en espacios naturales que inmediatamente se expandieron sobre todo aprovechando los ríos. No tardaron en verse junto al Henares, llegando a la isla del Colegio e incluso en calles del Val y de Nueva Alcalá donde llegaron a ser vistos junto a contenedores de basura en busca de comida. Del tamaño de un gato aunque más fornidos, son plantígrado, es decir, son capaces de posicionarse sobre sus patas traseras y sujetar objetos con las delanteras. En cambio, no puede saltar grandes distancias.
Peligrosidad
Hay dos motivos que hacen de los mapaches unos animales peligrosos que provocan inquietud: Su
impacto en los ecosistemas, pudiendo afectar de forma directa o indirecta a numerosas especies protegidas y cinegéticas como la perdiz roja, y los problemas de salud que puede generar a las personas.
Por su gran voracidad y agresividad es capaz de desplazar, consumir y, en algunos casos, comprometer la conservación de numerosos grupos taxonómicos. A pesar de ser omnívoro, se le considera un potencial cazador de pequeños y medianos mamíferos y aves y depredador de nidos, por lo que tiene un importante impacto sobre muchas especies, entre las que se incluyen las cinegéticas como la perdiz. A eso se añaden los daños que provocan en cultivos, como los que ocasionaron en la finca del Encín en la colección de vid.
Por otro lado, desde un punto de vista sanitario, puede ser potencial transmisor del virus de la rabia, con más de un centenar de casos confirmados en el centro y este de Europa, lo que obliga a estar alerta ante cualquier aparición de ejemplares con un comportamiento extraño o que causen alguna lesión o mordedura accidental. También es portador de un peligroso parásito denominado Baylisascaris que puede afectar a las personas, causando una enfermedad grave.
La baylisascaris es una parasitosis presente en mapaches causada por un gusano que se encuentra en su aparato digestivo sin generar habitualmente signos clínicos de gravedad, pero que cuando afecta a otros mamíferos, aves y, sobre todo, al hombre, da lugar a procesos neurológicos y oculares asociados a la migración de las larvas tras la infestación. Además no teme al ser humano.
Capturas
De sus capturas se encarga un grupo de tramperos que emplean jaulas y que colocan en lugares
estratégicos para que por las noches acudan los mapaches a comerse el cebo que dejan. Como curiosidad, los tramperos han probado varios productos que les atraigan pero hay uno que les encanta, las nubes de gominolas con las que son voraces, mucho más que con la mermelada, que también les gusta.

