Alcalá de Henares, 15 de diciembre.- En la puerta de la peluquería de Antonio Araujo, en el número 3 de la calle José Ortega y Gasset, nunca han faltado los libros desde hace dos años y medio. Junto a la parada del autobús urbano cualquier persona se puede llevar alguno de los ejemplares, y también puede llevar alguno en una suerte de cultura circular. No es ningún requisito para llevarse un libro el llevar otro pero lo cierto es que en la biblioteca libre de la peluquería de Ciudad 10 nunca han faltado los libros porque siempre hay personas que los llevan, y no necesariamente del barrio. “Hay gente que viene de lejos y trae libros para que puedan ser leídos por otras personas”, explica Antonio Araujo.
Hay iniciativas que merecerían un reconocimiento porque saliendo desde el impulso privado de personas que sin interés alguno quieren aportar algo interesante, calan hondo y son todo un éxito. “Es imposible saber cuántos libros han pasado por aquí”, reconoce el peluquero que añade que “son miles. Algunos me los dejan a mí, otros me los dejan en bolsas junto a la peluquería y hay personas que los colocan en la estantería que siempre está en la calle mientras la peluquería está abierta”.
La biblioteca no deja de crecer en contenidos. Hay personas que dejan también revistas, libros de texto y manuales, pero también películas de DVD, compact discs de música e incluso cintas de radiocassette grabadas con música. Por supuesto, muchos libros de los que se reparten están descatalogados y no falta de vez en cuando alguna joya literaria.
Y no es sencillo, no basta con tener una idea como puso en práctica Antonio Araujo. Hay que sacar todos los días la estantería con los libros y guardarla cuando acaba la jornada laboral en la peluquería.
La biblioteca libre de la peluquería de caballeros de Antonio Araujo nació gracias a un cliente: “Me propuso dejarme unos libros ahí, junto a la peluquería antes que tirarlos a la basura para que la gente pudiera cogerlos y leerlos. Le dije que sí, y los libros los pusimos en una caja de fruta”.
A partir de ahí la idea fue creciendo con las aportaciones de más personas que se sumaban a la iniciativa de llevar libros y con las de muchos lectores que recogían algún ejemplar.
Después, una mujer le propuso a Antonio Araujo hacer crecer la iniciativa: “Ella tiene una papelería en Madrid y me propuso traer más libros y poner una estantería en la calle, junto a la puerta de la peluquería. La gente viene y hace intercambio de libros. Hay de todo tipo, para niños, para todas las edades. La gente está encantada, vienen y me felicitan, me piden permiso para coger algún libro. Para mí está siendo importante porque me da a conocer como peluquero y me está trayendo clientes nuevos”.