Alcalá de Henares, 3 de diciembre de 2024.- Coincidiendo con la celebración del vigésimo sexto aniversario de la inclusión de Alcalá de Henares en la lista de patrimonio mundial de la UNESCO, la ciudad complutense celebró ayer lunes el I Concurso de Costrada Alcalaína. El postre por antonomasia de Alcalá, el de mayor fama nacional e internacional y toda una singularidad con la que se identifica a la ciudad toma la categoría de patrimonio mundial por el buen hacer de sus pasteleros, reposteros y profesionales de la restauración.
En este primer concurso han participado 14 establecimientos de la ciudad. El evento fue organizado por Alcalá Gastronómica Fomentur en colaboración con el Ayuntamiento de Alcalá.
La pastelería Salinas se hizo con el premio a la Mejor Costrada de Alcalá Tradicional. El restaurante Eximio consiguió el premio a la Mejor Costrada de Alcalá Vanguardista y la Hostería del Estudiante obtuvo el galardón a la Costrada de Alcalá Mejor Presentada.
La primera teniente de alcaldesa y concejala de Turismo, Isabel Ruiz Maldonado, y los concejales Antonio Saldaña y Pilar Cruz, asistieron al concurso, que se celebró en el salón de actos de la concejalía de Turismo.
La costrada fue creada por la antigua pastelería El Postre en 1935; la pastelería se encontraba en la calle Tinte y fue fundada en 1928. Siempre se ha apuntado en Alcalá que fue Concepción Azaña, sobrina de Manuel Azaña, la que se trajo la receta del postre que tomó en una boda en Zaragoza y que los pasteleros de El Postre perfeccionaron la receta hasta crear la costrada como hoy la conocemos. Hay, sin embargo, quien apunta que fue la pastelería Salinas la creadora del postre a finales del siglo XIX con lo que ya tenemos la polarización que existe con la pizza en Italia, puesto que muchos apuntan en el país transalpino que fueron los napolitanos los creadores, y muchos otros dicen que se creó en Roma.
Esta espectacular tarta es un milhojas de hojaldre, relleno de crema y merengue, y cubierto de almendra picada y gratinada. Se construye en capas superpuestas crujientes, y se presenta en bandeja para después cortar en raciones individuales. Como postre ha conseguido mucha más fama y es más aclamado que las conocidas rosquillas de Alcalá, que las tejas, e incluso que las almendras garrapiñadas, que son más confite que postre.