
Alcalá de Henares, 14 de marzo de 2025.- Hoy se cumplen cinco años de la declaración del estado de alarma por la crisis sanitaria de la Covid 19 que confinó a toda la población en sus domicilios ante la llegada de un virus desconocido hasta entonces que dejó en Alcalá más de 1.000 muertos y decenas de miles de enfermos. La pandemia fue la mayor tragedia vivida por varias generaciones y nos cambió la vida a quienes tuvimos la suerte de sobrevivir. Nos dejó miles de imágenes de sanitarios protegidos por EPIs, cuando las tuvieron; nos puso a todos mascarillas cuando llegaron en número suficiente, colapsó el hospital de Alcalá y hubo que abrir el pabellon de deportes del campus universitario para acoger enfermos, hubo que dotar al cementerio jardín de una morgue improvisada, dejó las calles vacías y causó un terrible impacto en la economía empobreciendo a muchos alcalaínos, las terribles muertes de personas mayores en las residencias.
También provocó efectos secundarios diversos, algunos muy llamativos como el incremento de divorcios, el aumento de beneficios en el comercio electrónico, el mayor consumo de televisión y de plataformas televisivas en streaming con maratones de series, el desabastecimiento puntual en supermercados y muchas más consecuencias. Este es el relato de lo que ocurrió en aquellas fechas de hace cinco años.
¡Quién lo iba a decir cuando a finales de 2019 y principios de 2020 llegaban las noticias de China, de una ciudad llamada Wuhan, de un virus que estaba produciendo una especie de gripe muy grave y que causaba una inusual mortalidad! El virus provocaba una neumonía que en muchos casos acababa en el fallecimiento de la persona contagiada.
Empezamos a oír hablar del coronavirus como algo exótico de China; nos fuimos familiarizando con esta terminología científica y supimos que causaba un síndrome respiratorio agudo severo. La Organización Mundial de la Salud lo denominó COVID-19, pero lo que más nos llamó la atención en aquel mes de enero fue que en Wuhan se construyó un hospital con mil camas en sólo diez días porque la situación se les había ido de las manos y estaban ante una auténtica epidemia. ¡Qué lejos estábamos de imaginar lo que nos iba a ocurrir y qué cerca estábamos de que
también nos llegara a nosotros el maldito coronavirus chino!.
De Italia pasó al resto de Europa
Los días pasaban y seguíamos conociendo que en China lo estaban pasando mal y que las calles estaban vacías en Wuhan sin permitir que sus habitantes salieran. ¡Ay del que saliera porque la policía y los militares chinos no se andaban con chiquitas, que al fin y al cabo aquello es una dictadura!
Pero para nosotros aquello estaba muy lejos aunque hubo ya quien comenzó a inquietarse cuando desde la OMS lanzó una alerta mundial manifestando la preocupación por la expansión de ese virus.
La inquietud nos llegó cuando supimos que el SARS-CoV-2 llegó a Italia donde empezó a expandirse en el norte industrial del país transalpino. Muchos alcalaínos se empezaron a preocupar cuando supieron que la COVID-19 se empezó a cebar con una ciudad, Bérgamo, de gran riqueza industrial pero de la que muchos sólo conocían de su existencia por el equipo de futbol, la Atalanta Bergamasca. Aquella ciudad contemplaba impotente como los muertos se multiplicaban de un día para otro.
Y enseguida se supo que a 40 kilómetros de Bérgamo, en Milán, la gente huía despavorida hacia el sur de Italia tomando unos trenes que, entonces no lo sabíamos, lo que hacían era extender el virus por todo el país. También pudimos saber que la enfermedad llegaba a Francia, a Alemania y a Inglaterra y cuando por fin llegaron los primeros casos a España a muchos ya no les extrañó. Poco se podía sospechar que aquel primer caso, el de un turista alemán que dio positivo en la Gomera después de contagiarse en su país, iba a derivar en lo que inmediatamente derivó. Era el 31 de enero.
El primer caso comprobado que se trató en Madrid fue el 27 de febrero; se trataba de un joven de 24 años que había estado en el norte de Italia. Y de forma inmediata se tuvo conocimiento de la aparición de varios casos en Torrejón y a continuación en Guadalajara y Marchamalo. Llegaba el mes de marzo y cualquiera podía imaginar que era cuestión de tiempo el que el coronavirus se instalara en Alcalá.
Primeros casos en Alcalá
No hubo dudas de que el virus llegó a Alcalá desde Torrejón. El miércoles 4 de marzo dieron positivo los tres primeros casos de Covid-19 complutenses y había ya varios casos más en estado de investigación. Esos tres primeros casos complutenses dieron positivo a los reactivos utilizados. Al parecer ninguno de los tres casos quedó ingresado en el centro sanitario ya que se prefirió mantener-
los aislados en su entorno domiciliario.
Ese día el hospital Príncipe de Asturias ya tenía reservada el ala C de la planta sexta para el posible ingreso de pacientes infectados. Este ala del centro sanitario se adaptó para el aislamiento en cuarentena con todo tipo de medios profilácticos para el personal que atiende esas dependencias, o al menos eso se decía desde el desconocimiento sobre un virus que poco a poco fue demostrando su virulencia.
El lunes negro complutense
El domingo 8 de marzo hubo actos multitudinarios en Madrid de todo tipo. Culturales, deportivos y políticos reivindicativos por la igualdad de la mujer. Hoy se sabe que todas esas concentraciones de personas expandieron el coronavirus. El 9 de marzo fue un auténtico lunes negro en el que se conocieron los primeros fallecimientos por coronavirus en la ciudad complutense.
La primera víctima mortal fue la del domingo 8 de marzo cuando falleció un paciente de 86 años de edad que ingresó en el hospital procedente de una de las residencias de mayores de la ciudad complutense. Y cuando ese primer caso ingresó en el cementerio jardín de Alcalá se supo que al mismo llegó un segundo fallecido, éste procedente del hospital de Torrejón de Ardoz. Y mientras
el lunes 9 realizábamos desde la redacción de PUERTA DE MADRID las necesarias comprobaciones sobre los nuevos enfermos y los fallecimientos, se produjo esa misma mañana el segundo fallecimiento, otra persona mayor de la que no se facilitó más información que el hecho de que su contagio por coronavirus se agravó por patologías previas.
Ese lunes negro prácticamente se duplicaron los casos en la Comunidad de Madrid donde ya se había comprobado que el coronavirus es capaz de matar a personas mayores con patologías previas. Lo hacía de manera muy violenta a las pocas horas de manifestarse la enfermedad en la persona, pero siempre que se produjeran estas condiciones, es decir, la presentación en el enfermo de patologías previas.
Las urgencias se colapsaron
Los mayores problemas se produjeron en el hospital con las urgencias prácticamente colapsadas. La sexta planta ala C se quedó muy pronto pequeña y hubo que tomar nuevas medidas como hacer dobles las habitaciones cuando en un primer momento iban a ser individuales.
Es decir, en el ala C apenas habría un máximo de 20 pacientes y sin embargo muy pronto quedaron 40 pacientes ingresados y desde la dirección del hospital hubo que echar mano a aislar otra ala, ésta de la quinta planta, la quinta C.
Otra medida adoptada por la dirección hospitalaria fue la suspensión de intervenciones quirúrgicas programadas en el hospital; la medida, que no afectó al centro de diagnóstico y tratamiento Francisco Díaz, tuvo que ver con la alta ocupación de la UCI por pacientes de coronavirus que hacía inviables las realizaciones de intervenciones quirúrgicas al requerir éstas un plazo de observación.
Tan sólo se mantenían las intervenciones quirúrgicas de urgencias y las de pacientes del servicio de oncología. Del mismo modo otra de las noticias preocupantes en el hospital alcalaíno de las que dimos cuenta en PUERTA DE MADRID fue el contagio de dos traumatólogos que realizaron una intervención quirúrgica a una persona que posteriormente dio positivo en la prueba que se le hizo. ¡Qué vulnerables nos vimos!
Cierre de centros escolares y estado de alarma
El 11 de marzo se cerraron los centros escolares al realizar la Comunidad de Madrid un decreto que anticipaba lo que vino a continuación, el estado de alarma decretado por el gobierno y el confinamiento. En efecto, el 14 de marzo el gobierno de España declaró el estado de alarma en todo el territorio durante 15 días con medidas de severa restricción al movimiento de personas y la actividad económica.
Varias ciudades, entre ellas, Sevilla, anunciaron la suspensión de los actos de la Semana Santa y no tardó en hacerlo la Junta de Cofradías de Alcalá. Recluidos en sus casas, miles de españoles comenzaron a salir a sus ventanas y balcones para agradecer con aplausos el trabajo de los profesionales sanitarios, gesto que se repitió cada día a las ocho de la tarde.
El 15 de marzo el estado de alarma vació las calles y se impusieron las primeras sanciones a quienes incumplían la norma. El gobierno anunció un paquete de medidas que incluía el control de la sanidad privada, la contratación de personal sanitario y el despliegue de los cuerpos de seguridad del Estado y las fuerzas armadas.
El 16 de marzo España cerró las fronteras terrestres y sólo se permitía la entrada de residentes, transportes de mercancías o casos de fuerza mayor. Cada día la lista de fallecidos iba aumentando en el hospital alcalaíno al mismo tiempo que se destacaba la carencia de medios profilácticos como mascarillas, EPIs, y de tratamiento como respiradores. En esa segunda quincena de marzo se
supo que Alcalá era zona cero de la pandemia en la Comunidad de Madrid.
26 fallecidos el 31 de marzo
El día más negro del año 2020 fue el 31 de marzo que ofreció en Alcalá datos estremecedores. Ese día fallecieron 26 personas por COVID 19 en el hospital Príncipe de Asturias y además había registrados un total de 651 pacientes contagiados o con sospecha o con neumonías sin filiar. Un total de
22 de estos pacientes estaban en el pabellón de deportes Manuel Gala de la Universidad de Alcalá en el campus, y 64 estaban en el Hotel Auditorium de Madrid, hoy denominado Marriot Auditorium. El colapso de los hospitales, especialmente el de Alcalá, obligó a abrir recintos medicalizados en los que ingresar a pacientes.
Llegaron las muestras de solidaridad de las personas y aunque hubo que esperar a que acabara el mes de abril para empezar a ver malgo de luz, la realidad es que la pesadilla continuó. El 27 de diciembre se puso en España la primera vacuna pero la vacunación de la población en general, que fue lo que realmente nos libró de este terror, no llegó hasta febrero de 2021.
La pandemia hizo suspender eventos tan sensibles para Alcalá como la Semana Santa, el abril cervantino y la entrega del premio Cervantes; la procesión del Corpus, las fiestas de los Santos Niños y de la Virgen del Val, las ferias y hasta la Semana Cervantina y su multitudinario mercado; el Don Juan y las suspensiones continuaron con muchos de los actos de Navidad, entre ellos la Cabalgata de Reyes.